Soy MadreSample
HOY DECIDO DEJAR DE COMPARARME
Deja de compararte. Deja de mirar a la vecina y pensar: “¿Cómo lo hace? Si ella tiene cuatro niños y trabaja y encima no tiene ayuda. Va siempre de punta en blanco y, ¡no tiene ojeras!” Lo que tú ves de tu vecina es tan sólo lo que ella expone, es la pequeña punta del iceberg que se compone de kilómetros sumergidos bajo el agua, invisibles a tus ojos. Podríamos decir que aquello que tú ves de tu vecina es tan sólo una exposición. Deja de comparar su exposición con tus “puertas para adentro”. Porque no es una comparación equilibrada, ni sana.
Si nos ponemos a hablar de comparaciones a través de lo que vemos en Instagram, ya podríamos decir que estamos hablando de una punta del iceberg, que ha sido maquillada por filtros, pulida por profesionales y después perfeccionada por Photoshop.
Las comparaciones sólo producen tres cosas: pensamientos de inferioridad, pensamientos de superioridad y envidias. ¡Qué tres cosas más feas! Ya sabemos que las comparaciones son odiosas. Hoy quiero retarte a cambiar tu envidia por admiración. Si tu amiga tiene algo bueno, díselo y da gracias a Dios por ella. Reconocerlo te ayudará a transformar tu envidia por admiración. Si crees que tu amiga está criando a sus hijos de una manera ejemplar, ¡díselo! Seguramente le alegres el día.
He vivido mucho tiempo de mi vida en envidia. Comparándome con otra chica y siempre salía perdiendo en mi mente. A su lado, me veía fea, gorda, aburrida y todo lo que ella tenía siempre era más bonito y mejor que lo mío. Después de un tiempo, cambié de ciudad y encontré nuevos amigos que me querían mucho, tal y cómo yo era. Aprendí que soy valiosa como soy y no importa lo increíble que parezca mi vecina, porque YO LO VALGO. Como dicen siempre en los anuncios de Pantene. También aprendí que debo huir de las relaciones tóxicas que me llevan a infravalorarme.
Tú lo vales, y tu método como mamá también lo vale. Seguramente se puede pulir y perfeccionar, pero todas las madres tenemos cosas que pulir y perfeccionar. Ninguna se libra de esto, ni la madre más perfecta de Instagram. Ni la vecina que va siempre de punta en blanco. Por eso tenemos que empezar a animarnos las unas a las otras y dejar de compararnos.
Aprende a vivir a gusto en tus zapatos porque Dios te ha regalado esos zapatos. Dios te ha regalado una familia preciosa y te ha dado el privilegio de cuidarla. Ellos te aman mucho más de lo que son capaces de expresar. Disfruta de esta etapa de tu vida de tal modo que cuando mires atrás puedas afirmar que diste todo lo que tenías, amaste cada segundo del camino, lloraste cada lágrima que sentiste, fuiste lo más paciente que pudiste y enseñaste con tu ejemplo que los zapatos que uno tiene (aunque no sean perfectos) son los que Dios te ha dado para caminar. Son buenos, fuertes y funcionales. Son válidos y compararlos no trae nada bueno.
Si estás viviendo hoy en comparación y envidia, te animo a que vengas ante el Señor y le pidas que te ayude a dejar de compararte.
Repite conmigo: “HOY DECIDO DEJAR DE COMPARARME”
Scripture
About this Plan
Toma una pequeña decisión cada día que te ayudará en tu papel como madre. La maternidad no es fácil, por eso necesitamos tomar decisiones conscientes a menudo, para ser intencionales con nuestros hijos y no dejarnos llevar. Estos 8 días te traerán aliento y visión en el papel más importante que estás llevando a cabo en tu vida.
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