Soy MadreSample

DATE UNA DUCHA DE GRACIA

A menudo, cuando me encuentro en la ducha y el agua caliente masajea mi espalda y mi pelo, pienso para mis adentros: “Darme esta ducha es la mejor decisión que he tomado en todo el día.” Suelo ducharme por la noche, cuando los niños ya están acostados, y ese ratito que me dedico a mí misma, no sólo es importante para asearme, también se ha convertido en una escapada de relax de unos veinte minutos al paraíso del silencio y la soledad, en medio de la locura de criar hijos durante la pandemia mundial del COVID19. 

Las pequeñas decisiones que tomamos en un momento determinado, en realidad son las que marcan nuestro día a día. Las que forman nuestro carácter en el presente y las que establecen quiénes somos. Son estas pequeñas cosas las que pueden traernos aliento en medio de un día difícil, en el que tu hijo sólo quiere estar en brazos y tú tienes 20 cosas que hacer, pero 0 brazos disponibles. Por eso, durante estos 7 días, tomaremos una pequeña decisión cada día. Una decisión que marcará tu día y hará que, aunque no tengas brazos disponibles y esas veinte cosas tengan que esperar a mañana, tu corazón esté quieto y tranquilo.

La decisión de hoy consiste en aplicar la gracia de Dios a tu día. Durante el día de hoy, cada vez que te entristezcas, te decepciones o te sientas irritada, piensa en su gracia. Si tienes tiempo para ducharte, aprovecha ese ratito para pensar que el agua que cae sobre tu cabeza es literalmente su gracia cayendo sobre ti. Su gracia significa que eres aceptada, tal y como eres. Él te ama, conociendo tus fallos y tus peores secretos. Aunque falles, él te va a perdonar y aceptar de nuevo. Igual que harías tú con tus hijos. Piensa en su gracia cuando tu hijo tire la leche por enésima vez esta semana, ¿cómo te hablaría Jesús si hubieras sido tú quien ha tirado la leche de nuevo? Lo cierto es que mis pecados son bastante peores que tirar un vaso de leche y Jesús me perdona cada uno de ellos, sin reproches. 

Necesitamos su gracia para amar a nuestros hijos con paciencia. Despacito, a su ritmo. Con gracia. Con inteligencia. Con fuerzas. Con creatividad. Su gracia es la fuente de nuestra abundancia. En su gracia, encontramos el ejemplo de amor incansable que recibimos personalmente y podemos replicar hacia nuestros pequeños. Fuera de su gracia, somos madres en nuestras propias fuerzas, limitadas y necesitadas. 

Piensa HOY en su gracia y deja que eso empape tu forma de hablar con tu hija adolescente, la manera en la que cocinas, o tu actitud a la hora de dormir a tu bebé y a la hora de jugar con él y tu humor mientras recoges la casa. 

Repite conmigo: “HOY TOMO LA DECISIÓN DE APLICAR SU GRACIA EN MI VIDA.”