Construyendo Su Vida en La BibliaSample
Medita en la Biblia
Por Danny Saavedra
Entonces, ¿qué es lo primero que te viene a la mente cuando piensas en la palabra meditación? ¿Qué te imaginas? Me aventuraría a pensar que la mayoría de la gente se imagina un gurú sentado con las piernas cruzadas, murmurando “Om”. O si tú eres un nerd como yo, puede que estés pensando en el Doctor Strange adivinando el futuro. Imágenes mentales preconcebidas pueden, definitivamente, crear escepticismo o estigma en la mente de los creyentes, pero no nos referimos a esas acepciones.
Entonces, ¿a qué nos estamos refiriendo? Bueno, la mejor definición que te puedo dar viene de un erudito de la Biblia, el profesor Donald Whitney, quien la explicó de esta manera: “Meditar es el hecho de pensar profundamente en la verdades y realidades espirituales reveladas en la Escritura con el propósito de comprenderlas, aplicarlas y orar".
La meditación es uno de los medios más efectivos y especiales de crecer en la gracia de Dios, de comprender Su propósito y Sus planes a un nivel más profundo, de caminar en Su poder y en Su paz. Por esa razón Josué 1:8 (RV) nos dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien".
Realmente creo que la meditación bíblica es la cúspide de nuestra habilidad de recibir e internalizar la Palabra de Dios. Al mismo tiempo, es una de las disciplinas menos comprendidas y utilizadas en la vida cristiana de la iglesia actual.
Entonces, ¿cómo podemos hacerlo? ¿De qué manera? Bueno, a medida que estudias la Biblia y encuentras una sección o pasaje que te llame la atención, que toca tu corazón o que te inspira, busca tiempo para sentarte y pensar en él, deja que permanezca en tu mente y alcance tu corazón y ora por lo que el Señor te ha revelado. Y cuando lo hagas, estarás viviendo lo que nos dice Colosenses 3:16 (RV): “la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”.
Quiero compartirles dos ejemplos de esto. EN estos últimos años, a principios del 2018, leyendo el Salmo 23 en mi Biblia, a pesar de que conocía bien este Salmo que había leído docenas de veces, ese día su lectura me cautivó y pasé el día meditando en él. Al día siguiente, sentí la necesidad de seguir meditando en él. Y al día siguiente igual. Pasé más de un mes sin poder estudiar otra cosa. Leí ese pasaje todos los días varias veces. Tomé notas, oré sobre cada versículo individual y pensé en qué significaba para los que primero lo leyeron y lo que significaba para mí y de cómo había impactado en mi vida y mi relación con Dios. Vi y escuché a Jesús a través de este Salmo.
Y ahora, sin mentir, cada vez que me siento solo o vacío, viene a mi mente: “Jehová es mi pastor, nada me faltara”. Cada vez que me siento estresado o inquieto, recuerdo: “En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará". Cuando me siento confundido o estoy por perder el control, recuerdo que Él: “Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” y “Aunque ande en valle de sombras de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. El tiempo que he meditado en este Salmo, ha hecho que se integre en mi corazón de tal manera, que ha llegado a ser el pasaje cúlmine que trae fortaleza y paz en mi vida.
La otra ocasión tuvo lugar el verano pasado mientras enseñé y ayudé a guiar varios estudios sobre el libro de Tito para jóvenes adultos, (nota al márgen: Tito es un libro de la Biblia que ha sido criminalmente subestimado. Si nunca lo has leído, ¡hazte el favor de leerlo esta semana!) Mientras estaba estudiando y preparándome para enseñar, me fijé en Tito 3:4-7 (RV) que dice: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna".¡Este es el Evangelio en toda su gloria!
He sido cristiano desde alrededor de los siete años y he escuchado el Evangelio de Jesús, literalmente, cientos, tal vez miles de veces en mi vida, pero en todo ese tiempo nunca me afectó y conmovió tanto el escucharlo, como en ese momento. Me inundó una sensación nueva de aprecio y gratitud al Evangelio.
Y entonces noté algo especial en este capítulo. Pablo lo comienza con la palabra: “Recuérdales”, y sigue en esa sección, en el versículo 8 diciendo: “Palabra fiel es ésta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras.” En ambos casos, Pablo usa el tiempo presente y el modo imperativo, lo que literalmente se traduce como; “mantente recordándoles”, “acentuales estas cosas". Increíble, y así fue que me encontré leyendo y meditando en estos versículos todas las mañanas durante cuatro meses. Incluso hoy, todavía los leo varias veces por semana, por la mañana, para recordarme mantener el Evangelio siempre frente a mí, en mi mente y en mi corazón.
¡Tú también puedes hacerlo! El teólogo Thomas Watson escribió: “La razón por la que nos mantenemos fríos al leer la Palabra, es porque no nos calentamos en el fuego de la meditación”. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Como que lees y sientes que no captaste nada, como que te has quedado frío? ¡Yo sí! ¡Pero desde que empecé esta práctica algunos años atrás, te puedo decir que me sucede mucho menos, y quisiera que así fuera contigo! Si hay una sola cosa que puedas sacar de este plan de lectura de las Escrituras, algo que de verdad practiques, ¡espero que sea el compromiso de meditar en la Biblia!
Amigos, comiencen esta semana y cuando lean, busquen versículos y pasajes que les llamen la atención. Tal vez sientan inclinación a leer alguno en particular, háganlo. ¡Es el Espíritu Santo que quiere que mediten en él! Léanlo, estúdienlo y reflexionen sobre él, piensen cuidadosamente en cada palabra, cada frase, cada indicación o pregunta que vean, consideren lo que les dice sobre Dios, sobre ustedes y sobre el mundo que los rodea; piensen cómo pueden seguirlo, aplicarlo, y crecer en fe, esperanza y amor en sus vidas. Y entonces oren.
About this Plan
En este plan de seis días, exploraremos la importancia de comprometerse con la Biblia y cuatro formas únicas de hacerlo. Aprende a leer, estudiar, memorizar y meditar en la Palabra de Dios y descubre lo transformadora que puede ser.
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