Estudia la Biblia

Por Danny Saavedra

Ayer comprendimos la importancia de avanzar en la lectura completa de la Biblia para apreciar cómo Dios ha entretejido todos los hechos en Su Palabra para darnos a conocer a Su Hijo Jesucristo, ¡Señor, Salvador y Rey nuestro! Descubrimos que si podemos leer la Biblia en su totalidad, logramos un nuevo nivel de apreciación, gratitud, devoción a Su Palabra al mismo tiempo que desarrollamos un amor mayor y más profundo hacia Dios.

Hoy consideramos algo más, que el “leer” grandes porciones de la Biblia nos lleva a comprender la completa revelación de Dios a los hombres, pero que el “estudiar” la Biblia nos lleva a una comprensión más profunda de la Palabra de Dios. El objetivo aquí es reducir la velocidad y sin prisa estudiar y reflexionar en Su palabra.

Esta manera de estudiarla es lo que David describió en el Salmo 119:15 (RV) cuando dijo: “En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos". La palabra reflexionar en hebreo significa “contemplar; considerar; examinar, mirar con deleite, simpatía y atención". A mí, particularmente, me encanta la definición que dice “mirar con deleite, simpatía y atención".

Esta definición muestra la meticulosidad, cuidado y comprensión de lo precioso que conlleva la palabra reflexionar.

Como padre, lo único en que puedo pensar que se acerque a esta definición, es la primera vez que tomé a mi primer hijo en los brazos. Lo recuerdo como si fuera ayer, el doctor me lo pasó y yo lo agarré cuidadosamente y con lágrimas en mis ojos y sabiendo que tenía algo precioso en mis brazos.

Lo examiné de arriba abajo mirando cada uno de sus rasgos: sus ojos, su nariz, sus hermosos deditos en sus manos y pies. Lo mire con deleite y simpatía sintiendo la alegría y satisfacción que me daba la paternidad.

Estudiar la Biblia en profundidad es tomar y analizar algunos versículos específicos que nos hablan en forma personal. Es descubrir qué nos quieren decir esos versículos, qué es lo que Dios nos está hablando específicamente a cada uno y ver cómo podemos aplicar eso en nuestra vida diaria.

Lo que dicen los versículos: Algo que ayuda a comprenderlos es leer comentarios que profundicen su significado; es bueno saber cuál fue la verdadera intención del escritor en cada versículo y pasaje y así poder aplicarlos correctamente en mi vida.

¿Qué es lo que Dios te está diciendo?: Este es momento de reflexionar en lo leído, ¿Qué fue lo que te llamó la atención en este versículo? ¿Qué sentiste cuando lo leíste? ¿Qué te mostró Dios? Toma nota de tus experiencias, sentimientos, preguntas y de las respuestas que encuentras al orar y estudiar la Palabra de Dios.

Personalmente, cuando aparto tiempo para reflexionar, tomo solo unos pocos párrafos que contengan un mismo pensamiento. Cuando leas pon atención al número de los capítulos y versículos. Cuando estudies, lee de párrafo en párrafo, esto te ayudará a alinear más correctamente tus pensamientos con los de los escritores originales.

Lo bueno de esta práctica es que ya existe un gran número de métodos confiables que puedes usar para sacar provecho de tu estudio. Existen el método S.O.A.P , el otro es W.O.R.D, y otro es H.E.A.R y hay muchos otros que puedes probar.

Si pruebas un método por unos días y encuentras que no te gusta, prueba un segundo hasta que encuentres uno que te resulte cómodo, incluso puede que tú conozcas y estés familiarizado con otros. Elige el que sea mejor para ti y que te ayude a conocer al Señor en un nivel más profundo y poder aplicar Su Palabra a tu vida.

Te recomiendo encontrar un ritmo en que puedas alternar la lectura y el estudio. Para mí, es por la mañana buscar un versículo clave y orar, por la tarde seguir con la lectura y por la noche, cuando todos duermen en casa, orar y profundizar en el análisis de la Palabra.

Trato de hacerlo cinco veces por semana, para ti tal vez sea mejor alternar el estudio o la lectura, día a día o mes a mes, o incluso te sea mejor estudiar comentarios sobre un libro entero de la Biblia y después leer el capítulo. No existe una fórmula secreta para todos, ora y pídele al Señor que te ayude a establecer una rutina que te ayude a crecer en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.