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Los silencios de DiosSample

Los silencios de Dios

DAY 6 OF 6

Dios pagó un precio excesivamente alto para poder escucharnos

Dios pagó un precio demasiado alto para escucharlo a usted y a mí. Cristo mismo con su muerte expiatoria pago ese precio. Él experimentó toda la gama de experiencias y emociones que usted y yo podemos experimentar, y todo eso para servirnos como sumo sacerdote e intermediario ante el Padre (Hebreos 4:14-16). Dios no pago un precio tan alto, para luego hacerse el desentendido y el sordo. Tengamos, pues, la plena certidumbre de que como dijo el profeta Miqueas: “…El Dios mío me oirá” (Miqueas 7:7).

“El Dio mío me oirá”. Esta frase subraya la confianza del profeta de que Dios le oirá. La oración de poder descansa en la confianza en que Dios oye la oración de sus hijos. Esa es la confianza que alimenta la perseverancia para prevalecer en oración delante de Dios. Esa misma confianza fue la que acompaño, en medio de sus tribulaciones y angustias, al rey y salmista David: “Jehová oirá cuando yo a Él clamare” (Salmo 4:3); “yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios” (Salmo 17:6). Esa fue la confianza que animó a David a elevar constantemente sus oraciones a Dios: el tener la convicción y la seguridad de que Dios está atento y escucha las oraciones de su pueblo.

No se desespere cuando Dios no le responde en el tiempo suyo; el reloj de Dios es diferente. Dios no se demorará en contestar su oración más del tiempo necesario para tratar con usted en algún aspecto que usted necesita madurar, o en preparación de la escena tras bastidores (cuando parece que nada está ocurriendo) para su máximo provecho. 

A veces, más que callarse Dios, lo que ocurre es que no le oímos porque hay demasiado ruido en nuestra vida: demasiada actividad, demasiados planes personales, demasiados pensamientos en nuestra cabeza; o, simplemente, no le dejamos hablar.

Scripture

Day 5