Los silencios de DiosSample

¿Qué hace Dios durante el silencio?

Dios actúa según su agenda y planes perfectos que Él ha diseñado para nuestra vida. Y el silencio es una forma de hacer su trabajo. El silencio es a menudo el “lugar” en el que Dios nos espera para que logremos escucharle a Él, en vez de escuchar el ruido de nuestra propia voz. San Ignacio de Antioquía, lo expresa en forma clara y elocuente: “Quien ha comprendido las palabras del Señor, comprende su silencio, porque al Señor se le conoce en su silencio”. Dios permanece a veces en silencio, porque quiere abrirse paso al interior de nuestra alma.

El silencio de Dios tiene el poder de abrir un espacio en el interior y más íntimo lugar de nuestra alma, para hacer que Dios haga morada en nosotros; para romper con toda agenda personal, y colocar el corazón en un estado de total atención y expectación en Él.

El silencio de Dios es también una forma de comunicación que Él usa para hablarnos, tratar con nosotros, disciplinarnos, propiciar nuestro crecimiento (paciencia, perseverancia, fidelidad, etc.). El silencio es también una forma en que Dios nos brinda el espacio para tomar conciencia de lo que verdaderamente hay en nuestro corazón: motivaciones, recursos de afrontamiento, creencias. 

Esa fue la experiencia del profeta Elías, quién ante la persecución de Jezabel, corre a esconderse en una cueva, y allí experimenta la presencia de Dios en el silencio (no el terremoto, ni el huracán, ni en el fuego). Y fue entonces cuando Dios le habló (1 Reyes 19:9-18). El texto hebreo dice literalmente que Elías oyó “el ruido o la voz de un silencio (demana) suave”. Con esta paradoja el texto sagrado sugiere que el silencio de Dios no está vacío, sino lleno de su presencia. El silencio de Dios tiene mucho contenido sí somos capaces de agudizar nuestros sentidos espirituales, y nos entregamos a él. Y la invitación es a entrar en ese silencio de Dios sí queremos encontrarle.