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Los silencios de DiosSample

Los silencios de Dios

DAY 3 OF 6

 

¿Se comporta Dios como un genio o una mascota?

En esos momentos en que acudimos con gran intensidad e intencionalidad, en súplica y clamor a Dios, en ferviente oración, queremos que Él nos hable inequívocamente, que se manifieste con premura, que nos dé una respuesta o explicación expedita a nuestros interrogantes y necesidades en los términos solicitados. Esa actitud se ilustra en la oración del salmista.

Es como si quisiéramos apurar a Dios, e imprimirle celeridad y movimiento a Él; pero Dios, en ocasiones, en apariencia, luce impasible, insensible y desentendido de nuestras necesidades. 

Y es que Él no está obligado a satisfacer nuestras demandas, ni a cumplir con nuestros tiempos y requerimientos. Necesitamos entender que Dios no es un genio mágico o una mascota que hace su gracia o concede el deseo cuando su amo se lo demanda. Dios no actúa según nuestros caprichos, o agendas personales. Dios no es una posesión particular, un solucionador de problemas, o un consuelo instantáneo en tiempos de necesidad. 

Dios es el Creador del universo, el Dueño y Señor Soberano de todo lo que existe. Él tiene su propia agenda y tiempos, sus propios planes para nosotros. ¡Y qué bueno que es así! Porque Dios, que es perfecto, sabe que es lo que más nos conviene. 

Dios tiene su propio tiempo y método de revelarse a las personas. Dios es soberano, y tiene un conocimiento total e infinito (Él es omnisciente) de nuestras necesidades, circunstancias y motivaciones; un conocimiento mucho más profundo que nuestro conocimiento y perspectiva limitada. De modo que Él hace su aparición en su tiempo perfecto, y según su sabiduría infinita. Dios hace las cosas a su manera y en su tiempo.

En muchas ocasiones buscamos a Dios con la motivación y en la forma incorrecta. Por eso Dios “se esconde”, hasta que le buscamos con la actitud adecuada. Y es que Dios quiere más de nuestros encuentros con Él. Quiere relación y comunión, más que una simple transacción. El anhela nuestra adoración, nuestro deseo de compañerismo con Él. Quiere entronarse en nuestro corazón, no tan sólo que le utilicemos.

Scripture

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