La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2019Sample
Tú tienes las llaves
El 15 de enero de 2009, el vuelo 1549 de US Airways colisionó con una bandada de gansos. Ambos motores fallaron. El avión sobrevolaba Nueva York. Se cernía un desastre potencial. No solo los 155 ocupantes del vuelo estaban en peligro sino también miles más podían morir si el avión chocaba contra los rascacielos de la ciudad. El capitán Chesley B. «Sully» Sullenberger III pilotó el avión con inmensa habilidad y valentía. Realizó un aterrizaje de emergencia exitoso sobre el río Hudson. Ni un solo pasajero murió ni hubo heridas graves. Días después el alcalde de Nueva York le concedió al piloto heroico, que había salvado a tantos, las llaves de la ciudad.
Darle a alguien las llaves de una ciudad implica un privilegio enorme. Es un símbolo de acceso y autoridad. Las llaves se dan usualmente en reconocimiento por algún servicio notable a una ciudad. En el Nuevo Testamento vemos que Jesús es quien tiene las llaves. El cristo resucitado dice: «… tengo las llaves de la muerte y del infierno» (Apocalipsis 1:18). Por medio de su muerte y resurrección, Jesús ha logrado una salvación más grande que la que cualquier ser humano pudiera alcanzar. La autoridad que él ostenta como resultado de ello es también la más grande que pueda existir: tiene las llaves de la vida y la muerte.
De manera sorprendente, Jesús le da a Pedro y la Iglesia (esto es, a nosotros) «las llaves del reino» (Mateo 16:19). Y pensar que hay tantos cristianos que se sienten sin fuerzas, sin ninguna clase de autoridad espiritual. Al parecer no entienden lo que Jesús les ha dado. ¡Tú no eres alguien desprovisto de fuerza! Tienes el gran privilegio de haber recibido «las llaves del reino».
Salmos 14:1-7
Disfruta del acceso a Dios
Recibir «las llaves del reino» (Mateo 16:19) significa recibir acceso a Dios. Es lo que Jesús logró por nosotros. Dios siempre ha buscado a quienes lo buscan a él (Salmo 14:2). Puedes disfrutar del acceso a Dios.
Pero nadie es justo. La humanidad por entero ha pecado. Cada uno de nosotros se ha corrompido (vv.1,3; citados en Romanos 3:9-12).
David describió esta corrupción en términos generales (v.1b), pero también ofreció dos ejemplos específicos:
- Negar la existencia de Dios
«Dice el necio en su corazón: “No hay Dios”» (v.1).
- Fallar en cuanto a asistir al pobre
«Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege» (v.6).
El reino de Dios implica buscar a Dios y procurar justicia para el pobre, y esa es exactamente la nota con la que este salmo concluye. David clama a Dios: «¡Quiera Dios que de Sion venga la salvación de Israel!» (v.7a).
¡Gracias a Dios lo hizo! La salvación para Israel vino de Sion en la persona de Jesús. Vivió, murió y resucitó para hacer posible que puedas recibir el perdón, ser justificado por su sangre y recibir acceso al Padre (Efesios 2:18). Ahora Jesús te da las llaves del reino de Dios.
Señor, gracias por haberme dado una justicia que no procede de mis méritos. Gracias por darme acceso al Padre. Señor, ¡hoy te busco!
Mateo 16:1-20
Recibe las llaves por la fe
El contexto de la enseñanza de Jesús sobre las llaves del reino es entender y reconocer quién es Jesús. Así como leímos en el salmo de hoy, Dios busca «alguien que sea sensato» (Salmo 14:2b), de modo que Jesús se mostró bastante sorprendido por la falta de entendimiento de sus discípulos: «¿Todavía no entienden? […] ¿Cómo es que no entienden…?» (Mateo 16:9,11).
Entonces Pedro entendió repentinamente que Jesús es «el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (v.16). Fue en tal contexto que Jesús dio a Pedro «las llaves», diciendo: «… sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo» (vv.18-19).
Las palabras de Jesús fueron dirigidas a Pedro. Jesús va a edificar su iglesia sobre la fe que Pedro ha demostrado, similar a una roca. Pedro recibió las llaves del reino. En el día de Pentecostés, abrió la puerta a tres mil personas (Hechos 2:41). Abrió la puerta para el centurión gentil, Cornelio, y de este modo al mundo gentil entero (Hechos 10).
Pero no fue solo Pedro quien recibió las llaves del reino. Más adelante en el Evangelio de Mateo, Jesús asignó a sus discípulos una autoridad similar: «Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo» (Mateo 18:18).
Estos son la responsabilidad y el privilegio extraordinarios que Jesús nos concede como Iglesia. Nos da las llaves del reino, como si nos dijera: «Tendrán acceso libre y total al reino de Dios, las llaves que abren toda y cada una de las puertas: no más barreras entre el cielo ni la tierra, la tierra ni el cielo. Un “sí” en la tierra es un “sí” en el cielo. Y un “no” en la tierra es un “no” en el cielo».
Jesús dice, por cierto, que el poder del infierno no podrá derrotar a la persona que tenga fe en él (v.18). La Iglesia, armada con las llaves del reino, puede derribar las puertas del infierno y liberar a los cautivos.
«Las puertas del reino de la muerte» no podrán sostenerse contra la Iglesia. Las puertas son defensivas, no ofensivas. Es la Iglesia la que está a la ofensiva, de modo que puedes tener la certeza de la victoria contra las defensas del enemigo.
Asimismo puedes disfrutar del maravilloso privilegio de ver a la gente recibir la libertad por la predicación de la buena noticia del reino. Puedes gozarte al ver gente librándose de la drogodependencia, el alcoholismo, el delito o cualquier otra atadura. Puedes afrontar desafíos con confianza, sin temor al mal, sabiendo que participas de una autoridad espiritual significativa.
Señor, gracias por tu promesa de que lo que atemos aquí en la tierra será atado en el cielo, y lo que desatemos en la tierra será desatado en el cielo.
Génesis 45:1-47:12
Abre puertas y ve vidas cambiadas
«Solo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema», escribió Alejandro Dumas. Jacob (Israel) y su familia habían pasado por un dolor profundo. Pero ahora experimentaban una felicidad suprema.
En ocasiones trato de ocultar mis emociones. Pero José era un hombre de emociones intensas. Al identificarse ante sus hermanos, «comenzó a llorar tan fuerte que los egipcios se enteraron» (45:2). «Luego José, bañado en lágrimas, besó a todos sus hermanos» (v.15). Las emociones son una parte significativa de nuestra realidad como seres creados con manos y pulmones. No temas mostrar tus emociones. Jesús lloró y mostró compasión públicamente.
José perdonó totalmente a sus hermanos (v.5). En su libro Total Forgiveness [Perdón total], R. T. Kendall describe esta realidad en términos personales como una de las cosas más difíciles que se le podrían haber pedido, pero también lo más grandioso que nunca le podrían solicitar: «Una bendición inesperada emergió al comenzar a perdonar: vino a mi corazón una paz que no había sentido por años».
José fue capaz de entender que pese a las dificultades por las que había pasado, pudo ser usado por Dios para «salvar vidas» (v.5). Tres veces expresa que fue Dios quien lo envió (vv.5,7-8).
José dice: «… no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas» (v.5).
Al mirar atrás veo cuántas veces me preocupé innecesariamente. Si solo hubiera confiado en Dios de manera absoluta me hubiera ahorrado mucha confusión. Considera cuánto debe haber sufrido Jacob por José cuando Dios en realidad tenía todo bajo control.
Jesús dijo que vino a cumplir el Antiguo Testamento (Mateo 5:17-20). La historia de José es un buen ejemplo de ello: Jesús cumplió lo que fue anticipado por José. El sufrimiento de José fue parte del plan de Dios para salvar a su pueblo. Al salvar a su pueblo, Dios hizo de José administrador y gobernante sobre todo Egipto (Génesis 45:8-9).
Una de las claves del reino es entender que Jesús es el Salvador del mundo, ver que detrás de la cruz estaba la mano de Dios salvando vidas a través el sufrimiento de Jesús por una salvación de «manera extraordinaria» (v.7). Dios ha hecho de Jesús no un mero gobernante terrenal sino Señor de toda la creación.
El héroe del vuelo 1549 salvó a 155 personas y recibió las llaves de Nueva York. José salvo la vida del pueblo de Dios y fue hecho administrador de todo Egipto. Jesús salvó al mundo y recibió las llaves del reino, las cuales delega en su Iglesia. ¡Qué privilegio inmenso tienes!
Gracias, Señor, porque por medio de Jesús puedo recibir el perdón total. Ayúdame a perdonar por completo a los demás. Gracias porque esta es una de las llaves del reino. Que podamos, como Iglesia, usar las llaves para abrir las puertas del reino de la muerte y liberar a los cautivos.
Pippa Adds
Pippa añade:
Génesis 45:1–47:12
La reconciliación solo es posible con una gran dosis de perdón. El perdón de José a sus hermanos fue total: amor que cubrió una multitud de pecados. Si yo hubiera sido Jacob tal vez me hubiera enfurecido con mis hijos por todo el sufrimiento que me hicieron vivir. Pero Jacob estaba demasiado gozoso por saber que su hijo seguía vivo. Todos habrán quedado maravillados por el extraordinario plan de rescate hecho por Dios.
References
Notas:
Alexandre Dumas, El conde de Montecristo, (Anaya, 2004).
R.T. Kendall, Perdón Total, (Casa Creación, 2004)
About this Plan
Con un estimado de más de 2 millones de usuarios en todo el mundo desde 2009, la Biblia en un año es un excelente plan diario de lectura de la Biblia. Cada día, recibirá una lectura de un Salmo o un Proverbio, una lectura del Nuevo Testamento y una lectura del Antiguo Testamento. Nicky y Pippa Gumbel luego brindan comentarios profundos, destinados a ser leídos junto con la Biblia para proporcionar una nueva comprensión de los textos. Nicky es el vicario de la iglesia HTB en Londres y pionero de Alpha.
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