«Un nuevo día»Muestra

«Apertura de la mente»

Una nueva estrategia estaba entrando en escena en congregaciones con una mentalidad diferente, lo cual llevó a algunos líderes a burlarse, incluso las acusaron de «suavizar el evangelio». Pero la mayoría de los pastores que yo conocí, no eran para nada débiles en cuanto al Evangelio, daban mensajes relevantes llenos de aplicación práctica y de verdad en tiempo real; utilizaban un lenguaje común para que todos pudieran comprender; evitaban el lenguaje religioso difícil; llamaban a las personas al arrepentimiento y a la obediencia, pero no en un tono exigente y severo; y enseñaban a la personas a crecer en su fe. Según nuestra tradición, siempre habíamos enseñado el «qué»; estas nuevas congregaciones también enseñaban el «por qué» y el «cómo».

Sábado en la noche

Cuando mi amigo John, me confrontó con la palabra profética, me enfrenté a un dilema. Todavía creía completamente en la doctrina pentecostal, pero me había llevado a un cambio en nuestra congregación hacia un estilo de adoración, más como el de «amigables con los buscadores espirituales». Mi objetivo y estrategia eran construir un lugar donde las personas fueran bien guiadas y se amaran bien los unos a los otros. La asistencia a The Oaks, había crecido, ahora eran alrededor de dos mil quinientas personas, utilizando este modelo.

Sabía que había un poder impresionante en los dones del Espíritu Santo, pero no podía entender cómo podrían ser eficaces en una congregación que trataba de ser relevante y amigable, con los buscadores espirituales. En particular el énfasis en las lenguas, me dejó preguntándome por qué, en muchas reuniones pentecostales no centraban más la atención en el amor y el apoyo, como había podido ver en las congregaciones amigables con los buscadores espirituales. 

Yo hablaba en lenguas todos los días. El don, era (y es) una parte vital y continua en mi vida, pero luchaba en secreto, con el hecho de que yo sería muy feliz si nunca más tuviéramos ejercicios públicos del don de lenguas en nuestros servicios. Quería que nuestras reuniones fueran conocidas por el amor, y no por hablar en lenguas o por las poderosas palabras proféticas. La palabra profética de John, sacó mi dilema a la superficie y lo agravó.

Mientras oraba y estudiaba, una visión tomó forma para unir a estas dos corrientes divergentes. Con la formación de un liderazgo dirigido y discipulado, las sagradas tradiciones de la doctrina pentecostal, podrían alcanzar a los perdidos efectivamente y discipular a los creyentes de manera nueva y relevante.