Aceptémonos Unos A OtrosMuestra

Su cultura es repugnante Es seguro que no es difícil criticar lo que no se entiende. Si usted no viaja mucho, la cultura y los comportamientos de otros pueblos seguramente le van a parecer extraños, o incluso francamente repugnantes. Los americanos que viajan al extranjero muchas veces se conmocionan porque las instalaciones de los baños no se parecen en nada a las que tienen en casa. La idea de comer algas y huevos de pescado les ha hecho sentir mucha repugnancia. José, el hijo perdido hacía mucho tiempo, y ahora vice faraón de Egipto, explicó por qué la familia de su padre no tendría que preocuparse por la posibilidad de ser asimilados por otra cultura y desaparecer como nación si se iban a vivir todos en Egipto. Los israelitas iban a mantener su identidad, dijo José, porque “los egipcios tienen prohibido convivir con los pastores de ovejas” (Génesis 46:34). Eso trae recuerdos del oeste americano, ¿no le parece? Los ganaderos siempre odiaron a los ovejeros. Mi esperanza es que usted sea de máxima utilidad en el plan divino de llevar a su reino personas que no son como usted. Como dijo Mark Twain: “Viajar es letal para los prejuicios, la intolerancia y la mezquindad. . . . Los puntos de vista amplios, sanos, caritativos sobre las personas y las cosas no se pueden adquirir vegetando en una estrecha esquina de la tierra durante toda la vida”. Los que no son como usted, tienen algo que enseñarle. Toda cultura que no es como la suya tiene un regalo para darle. Cada puente que pueda construir entre las personas y entre los pueblos es un camino potencial para que la Palabra de Cristo se difunda.