Padres y Madres: Devociones del Ministerio Tiempo de GraciaMuestra

La crianza: Perdónelos ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo aprenden tan pronto los niños a pulsar los botones de sus padres? ¿Y por qué? ¿Disfrutan volviéndolos locos? ¿Son sordos? ¿Están clínicamente muertos? Quiero decir, no recogen la ropa, dejan platos sucios por ahí, golpean al hermano y luego lo niegan, y después tenemos enormes dificultades cuando tratamos de explicarles los comportamientos aceptables en el hogar. En los momentos de mayor debilidad, la fatiga y la autocompasión nos pueden llevar a albergar un resentimiento permanente hacia nuestros propios hijos. ¿Qué hacer? Uno de los discípulos de Jesús, Simón Pedro, pensaba que perdonar siete veces a otra persona era el límite absoluto máximo. “¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?” Escuche la respuesta de Jesús: “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21,22). Usted sabe, si miramos al pasado, nuestros niños no nos están enloqueciendo más de lo que nosotros enloquecimos a nuestros padres. Y si comenzamos a limitar la paciencia y el perdón que les prodigamos a las personas que hay en nuestra vida, en especial a los niños, olvidamos que Dios nos sigue perdonando constantemente. En realidad, pienso que una de las razones por las que Dios hizo que la niñez dure tanto es para enseñarles a los padres cómo se siente él con nosotros. Nuestro Señor Jesús clavó todos nuestros pecados en la cruz, y podemos gozar cada día de su misericordia y su perdón. Lo honramos no solo creyendo en la promesa de su evangelio para nosotros, sino compartiéndola con los jóvenes pecadores que nos rodean.