Felices Por SiempreMuestra

Cuando el matrimonio está en problemas: ¿Qué pasa si ella está engañando? La Escritura nos instruye categóricamente a comprometernos en el matrimonio hasta que la muerte nos separe. La Escritura condena el divorcio rápido y fácil. La Escritura nos conecta con el poder del Espíritu para sanar las heridas producidas por el pecado y cambiar el comportamiento. La Escritura nos dice que el amor todo lo espera, todo lo soporta. Pero a veces el lazo matrimonial se rompe por la traición. Jesús mismo, cuando advierte contra el divorcio mal intencionado, concede una excepción en el caso de adulterio del cónyuge: Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera" (Mateo 19:9). ¿Qué se debe hacer cuando sucede eso? Es un momento para meditar con cuidado, para buscar el prudente consejo de los familiares y los amigos de confianza, para ir a ver al pastor. Si el cónyuge inocente decide que el matrimonio está irremediablemente roto por el adulterio de su pareja, puede pedir el divorcio sin pecar. Aún mejor es la posibilidad de reconciliación. El permiso para pedir el divorcio no es un mandato. Una de mis mayores alegrías ha sido conocer parejas felizmente casadas que superaron una seria crisis de confianza por la que atravesaron años antes.