Building 429 - No seremos sacudidosEjemplo

Toda la gloria

Así que primero fui jugador de baloncesto. ¿Uno de los buenos? Tal vez. ¿Lo suficientemente bueno para jugar en la primera división de la universidad? Sí. Y, ¿que hay de malo en eso? Bueno, nada, excepto que eso ME DEFINIÓ en todos los sentidos. Algo malo sucede cuando te define cualquier cosa que no sea Cristo. Te vuelves arrogante o desesperado. En mi caso, fue lo primero. Yo estaba sumamente orgulloso de mis habilidades en la cancha de baloncesto. Un día fui muy maleducado en la cancha con alguien que no lo podía soportar. No fue una justa pelea ya que me golpeó por sorpresa…y me desperté en una ambulancia. No sabía mi nombre, ni mi número de teléfono, ni mi escuela. NADA…nada…no tenía identidad. No solo eso, sino que con un solo golpe este hombre me rompió la cara. Tenía laceraciones desde el interior del ojo hasta la parte delantera de la nariz. Un enorme corte abajo del ojo… y seis semanas para vivir con la hinchazón en mi cara hasta que baje. Después de 6 semanas, recuerdo bien el día que me llevaron al quirófano para arreglarme la cara. Tenía mucho miedo. Ese día tuve una epifanía. Estaba cansado de vivir para mí mismo. ¿Habría sido Dios Él que mandó a este hombre a atacarme? No, las consecuencias de que intentara llevarme toda la gloria me dejó vulnerable al ataque de otra persona que también la quería. En verdad, no queremos la gloria ya que ella nos convierte en un objetivo. ¿Puedes soportar todo lo que el mundo te lanza? No. ¿Lo puede hacer Dios? Sí.

¿Sabes lo que se te pide que hagas? Solo señala a Jesús. Si ganas… señala a Jesús. Si pierdes... señala a Jesús. Lo de la gloria…eso es Su asunto…Él es glorioso y tu parte es dar a conocer esa gloria. En lo bueno y en lo malo, Él es digno de alabanza y nosotros NO. Si te mantienes en pie… solo es porque Él te sostiene…porque te prometo que los que buscan la gloria siempre terminan siendo arrogantes o desesperados y en algunos casos, ambos. ¿Quién en verdad quiere ser alguna de esas cosas? Ora hoy por humildad y recuerda… ¡solo señala a ÉL!