EL ESPERAR—UNA POSTURA MISIONAL: Un viaje de 5 días que explora el rol del esperar en la vida misionalEjemplo

Esperar: el antídoto para la fatiga

· Isaías 40:28–31

· Hechos 1:4–5

Esperar. ¿Cuántos de nosotros tenemos una reacción instintivamente negativa ante esa palabra? Piensa en la última vez que tuviste que esperar tu turno en el supermercado o el consultorio médico o el semáforo. . . . ¿Qué tipo de emociones experimentaste? En nuestro momento histórico-cultural, ¡estamos programados para lo inmediato! Sin embargo, a pesar de nuestra aversión humana al esperar, es exactamente lo que las Escrituras repetidamente nos mandan e invitan a hacer: “Espera en el Señor”.

La frase clave aquí es “en el Señor”. Aunque el esperar es una actividad humana, no empieza con nosotros. Isaías nos recuerda que nuestra capacidad para esperar y los beneficios que surgen del esperar tienen sus raíces en el carácter de Dios mismo. A diferencia de nosotros, este Dios Creador es infatigable—“nunca se debilita ni se cansa”—y su entendimiento (incluyendo su entendimiento del tiempo) es inconmensurable (Isa. 40:28, NTV). La plenitud incansable e inagotable de Dios es la fuente del descanso, el refrigerio y la renovación que fluyen en nuestras vidas cuando esperamos en él. El verbo que Isaías usa en el versículo 31—“los que esperan en el Señor”—está repleto de connotaciones de confianza (y así se traduce en algunas versiones). Los que esperan en el Señor se llenan de expectación y esperanza. Esperar es una postura presente que expresa confianza sobre el futuro.

La descripción que Isaías hace de los que esperan en el Señor es notable. “Encontrarán nuevas fuerzas”, el profeta canta. “Volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán” (v. 31, NTV). Correr sin cansarse--¡qué contraste con el corre-corre que caracteriza la vida de tantas personas! Es correr la carrera correcta a la velocidad correcta. Es correr de tal manera que tu energía se renueve en vez de disminuirse. ¿Qué clase de entrenamiento produce este tipo de correr? La disciplina de esperar. Amigo mío, ¡espera en el Señor!