Jehová Pensará en MíMuestra

Su mirada en nosotros

Una de las expresiones más hermosas del rey David acerca de su Dios la encontramos en el Salmo 139. En este salmo, David se siente admirado por la grandeza de Dios y de cómo su presencia lo llena todo. Pero hay unas palabras que a mí me hacen sentir inmensamente privilegiada cuando las aplico a mi vida. Son las que dicen: “Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender" Sal. 139:5-6.

Me imagino que a ti te pasará lo mismo. Saber que el Dios de todo lo creado tiene su mano puesta sobre nosotros y que estamos rodeados por Él, y que piensa en nosotros, es maravilloso y a la vez incomprensible. Bueno, el mismo salmista lo dice, “No lo puedo comprender". Y es que cuando tenemos, aunque sea una mínima conciencia de la majestuosidad y la magnificencia de nuestro Dios, nos quedamos perplejos por la realidad de su presencia en nuestras vidas.

En otro salmo, en el que es Dios mismo quien habla, leemos lo siguiente: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos" Sal. 32:8. Debemos sentirnos tan privilegiados de que la mirada de Dios esté sobre nosotros y nos enseñe y nos dé entendimiento para que caminemos en el camino recto.

El mundo se aleja cada vez más de Dios, qué lamentable y trágica es su decisión. Pero para los que le amamos, la certeza de su cercanía en nosotros nos da las fuerzas y el ánimo que necesitamos para seguir nuestro camino confiando en su protección y su guianza.

La relación del rey David con su Dios era tan cercana que podía decir: “Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza" Sal. 3:3. Dios alrededor nuestro como un escudo, lo que significa que somos cuidados por Él, que no estamos solos, que su presencia nos cubre y nos defiende.

Las palabras de Dios son verdaderas y cuando entran en conflicto con nuestra realidad, cuando las cosas no están tan bien como quisiéramos, esa verdad sigue siendo la verdad. David tuvo momentos de angustia, de persecución, de quebranto y en ocasiones se sintió desfallecer. No obstante, había una verdad revelada en su corazón que le hacía seguir adelante. Él sabía que Dios le había rodeado por detrás y por delante y que su presencia estaba con Él.

Créele a Dios, confiesa que es tu escudo y tu protección. Cree que Él tiene su mirada sobre ti y que te rodea como un escudo, guardándote y protegiéndote, sigue caminando.