Jehová Pensará en MíMuestra

Delante de nosotros

Los momentos difíciles tienen la particularidad de sacar a la luz las cosas negativas o positivas que están en nosotros. Nuestra fe, los principios y valores, la entereza de carácter, la verdad o falsedad de lo que decimos ser, afloran todos dejándonos al descubierto.

Son momentos en los que tenemos una gran conciencia de nuestras debilidades y también de la gran necesidad que tenemos de ser ayudados y fortalecidos.

La realidad es que, dependiendo de lo que hayamos puesto delante de nosotros como norte de nuestras vidas, podremos pasar los momentos de dificultad sin que nuestra fe y nuestra vida en el Señor se vea afectada.

Tomemos el ejemplo del rey David, quien dice en el Salmo 16:8-9, “A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente".

Poner a Dios delante de nosotros no es colgar un crucifijo en el cuello. El que Dios esté delante de nosotros significa que toda nuestra vida descansa en su sabiduría, su poder, su fortaleza, su guianza. Es entender que si “Él está por nosotros quién contra nosotros".

Es estar consciente de que “sin Él nada podemos hacer” y que “su poder se perfecciona en nuestra debilidad". David sabía que no sería conmovido de su fe porque Dios, el Todopoderoso y Altísimo Rey, Jehová de los ejércitos estaba a su diestra.

El Señor nos ayude a creer de esa manera, a tener la certeza de que, en cada batalla, en cada prueba, en cada tiempo de aflicción, Dios está a nuestro lado, Él piensa en nosotros. El reconocimiento de esta verdad tan maravillosa hace que se alegre nuestro corazón.

Cuando miramos nuestro entorno, cuando los ojos se nos van hacia el viento y la tormenta, nos tambaleamos. Pero cuando le vemos a Él con su brazo extendido, siempre a nuestro lado, experimentamos el gozo de saber que podemos reposar confiadamente, porque el Señor es nuestro Ayudador.

El gran predicador Charles Spurgeon dijo en una ocasión: “Si un problema nos lleva a buscar la ayuda de Dios en oración, ese problema es una bendición para nuestra vida”. El clamor y la oración nos recuerdan nuestra continua dependencia de Dios, nos acercan a Él y nos llevan al lugar correcto, al mejor lugar, a ese espacio de intimidad en el que podemos descansar confiados en que hemos sido escuchados.