Pantallas y AlmasEjemplo

Establecer límites

Mi mayor temor para los cristianos en nuestra era digital no es el acoso en línea ni los sitios web para adultos. Es el impacto que todo este desplazamiento tiene en la capacidad de nuestra alma para mirar fijamente a Jesús.

Cuando ves algo nuevo, interesante, excitante, impactante o dramático, tu cerebro libera una sustancia química que produce bienestar llamada dopamina. Sin embargo, al igual que con cualquier otra euforia, la sensación de felicidad desaparece y necesitas más estimulación para sentir lo mismo. Necesitas algo más rápido, más divertido, mejor, nuevo y ahora. Pronto la vida real será aburrida en comparación a eso, y ese aburrimiento se sentirá insoportable. Tomarás tu teléfono en los semáforos, en los pasillos de las tiendas, en cualquier momento, todo el tiempo. ¿Por qué? Porque has entrenado a tu cerebro para necesitarlo.

Entonces, ¿adivina qué sucede cuando vas a la iglesia? Puedes apagar tu teléfono, pero ¿puedes calmar tu cerebro? ¿Puedes concentrarte en tu fe y fijar tus pensamientos en Jesús sin que tu cerebro se vuelva loco? Hebreos 3:1 (NVI) dice: “fijen su atención en Jesús”. No se desplacen por su Jesús con un rápido “me gusta” y un “compartir”; deténganse y miren. Contemplen la compasión que lo llevó a la cruz. Mediten en la misericordia que lo mantuvo allí. Fijen su mente en el perdón que tienen gracias al Hijo de Dios.

Eso es lo que su teléfono rara vez les permitirá hacer. Así que antes de que sus pantallas saboteen su alma, clamen a Dios por gracia, sabiduría, autocontrol y la fuerza para establecer los límites que necesitan para proteger su cerebro. Su capacidad de pensar en Jesús depende de ello.