Soltando a Orfa; mis manos vacías

Noemí iba acompañada de sus dos nueras camino a Judá, cuando le da la opción a Orfa y a Rut de regresar a su tierra (Rut 1:7-14). Entre abrazos y lágrimas, Orfa decide regresar con su familia. Lo interesante es que Noemí tomó la decisión de soltar a estas dos mujeres que en cierta forma representaban seguridad y confianza; eran parte de su familia.

¿Cuán dispuesto estás a soltar lo que te da seguridad y confianza?

En mi vida soltar todo lo que me daba seguridad y confianza ha sido uno de los procesos más fuertes que he pasado. En medio de la pandemia, entre los cambios de la economía, ver amigos y familiares enfermarse, ver la partida de personas que llevamos en nuestro corazón, Dios comenzó una transición en nuestras vidas muy fuerte. Dentro de todas las cosas, uno de los eventos más fuertes de ese año fue el mudarnos para la Florida. Lo más difícil fue dejar atrás todo lo que nos proporcionaba estabilidad y confianza.

Soltar nunca será o representará pérdida en el Señor; es el primer paso de avance. Noemí avanzó en su camino cuando dejó a Orfa. Soltar es confiar que dará fruto la semilla sembrada, mientras tú abres un nuevo camino. Noemí abrió camino para Rut cuando permitió que Orfa regresara a su parentela. Estoy segura que hubo pesar en el corazón de Noemí, pero más gratificante fue darle espacio a lo que Dios hizo a través de la vida de Rut.

Mis ojos fueron abiertos y mi corazón fue confrontado mientras leía Lucas 10:38-42 donde nos narra sobre estas hermanas que reciben la visita de Jesús en su casa. Marta ocupada, preocupada, distraída en su servicio, mientras María sentada a los pies del Señor escuchaba su palabra. Por años, yo viví siendo una Marta. Hacía de todo para el Señor, pero llegó un punto donde olvidé sentarme a los pies del Padre. Buscaba a Dios a través de mi servicio, en vez de ser mi servicio el resultado de mi relación con Dios.

Soltar a Orfa fue soltar todo lo que le robaba el lugar a Dios en mi vida. Soltar todo lo que no tenía que estar en mis manos, fue darle espacio para que Dios las llenara con Su presencia.

El Señor está interesado en sacarte de tu comodidad.

Cuando te encuentras con tus manos vacías, no te distraerás en lo que deseas ocuparte, sino que darás espacio a que sea el Señor quien las llene con Su propósito. En este punto, uno siente que está muriendo a todo, que Dios nos está sacando con fuerza. La única forma de comenzar algo nuevo es soltando lo viejo. Si mantenemos nuestras manos llenas, no hay espacio para nada más.

Es tu decisión dejar en el camino lo que te está atrasando en tu avance y propósito. Para lo próximo sólo necesitas la compañía de la gracia de Dios. Su gracia es y será suficiente.