Mi Mahlón y mi Quelión

Imagínate tu vida en una tierra extraña, con dos hijos que echar hacia delante. Esa era la nueva vida de Noemí. Dejando atrás el dolor de la pérdida de su esposo porque tenía a su lado dos razones por las cuales continuar: sus hijos Mahlón y Quelión. La Palabra nos dice que ambos se casaron con mujeres moabitas (Rut 1:4-5), una llamada Orfa, y la otra Rut; pero también murieron Mahlón y Quelión, y Noemí se quedó desamparada, sin marido ni hijos.

La muerte de los hijos de Noemí, no sólo representaba pasar una vejez sola, sino que el nombre de su esposo Elimelec sería olvidado. No había heredero que reclamara lo que pertenecía a su familia en su tierra. Esto era una sentencia de muerte.

¿Qué puede representar en nuestras vidas Mahlón y Quelión?

El nombre de Mahlón significa “enfermo, débil, gastado; enflaquecer, desalentar". El nombre de Quelión significa “derribar, destrucción, desfallecimiento; perecer, decaer, marchitar". A veces no entendemos muchos procesos en nuestras vidas. El Mahlón y el Quelión no lo vemos hasta que Dios nos lleva a esos procesos de incomodidad para llevar a muerte todo lo que nos debilita, nos enferma emocional y físicamente, nos desalienta, nos marchita, no nos permite florecer, impide nuestro crecimiento y nos limita en caminar hacia el propósito de Dios para nuestras vidas.

Muchas veces deseamos un tiempo nuevo en nuestras vidas, pero nos resistimos a los cambios, cuando los cambios son el primer paso para lo nuevo. Lo primero que debe ser transformado es nuestra forma de pensar, para que luego nuestras acciones vayan en acorde con el pensar de Dios. El problema es que nos amoldamos a nuestro entorno, nos acomodamos y no dejamos que la Palabra nos incomode para cambios.

¿Qué tiene que ver esto con Mahlón y Quelión? Si no renovamos nuestra mente, permanecerá todo lo que te hace débil, lo que produce desaliento, lo que roba tus fuerzas. Constantemente escucharás las voces que te dirán que no puedes continuar y que nunca saldrás del lugar en donde estas. Permanecerás marchitado, desfallecerá tu corazón y no tendrás razones para continuar.

Dios te diseñó para florecer, para crecer, para volar y para bendición.

La muerte de nuestro Mahlón y Quelión involucra dar un paso hacia al frente y dejar en el pasado todo lo que esto ha representado en nuestras vidas. Noemí un día tomó la decisión de regresar a su tierra, pues escuchó que Dios había visitado su pueblo dándole alimento (Rut 1:6-7). Estoy segura de que este momento para ella era muy difícil. Esta decisión involucraba dejar el dolor de su pasado allí para emprender una nueva vida. Salir de Moab representa renunciar a las voces del pasado, las voces que traen a memoria el dolor y los fracasos. Es aceptar una nueva verdad, descubrir quién realmente eres en el Señor y todo lo que Él ya te ha concedido.