Salmo 33: Reconocimiento De La Grandeza Y Magnificencia De DiosMuestra
El poder de la palabra de Dios
"Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca. Él junta como montón las aguas del mar; Él pone en depósitos los abismos.… Porque él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió” (Salmo 33:6,7).
- La grandeza y la magnificencia de Dios se evidencia en el poder creativo de su palabra
De la fidelidad e integridad de la palabra de Dios, el salmista luego pasa a una escala cósmica, relatando la creación de los cielos y la tierra por la poderosa palabra de Dios, destacando el poder creativo y la autoridad de Dios.
La palabra de Dios es poderosa y tiene una capacidad creativa. Dios utilizó su voz para crear. Y por la palabra de Dios fue creado el universo. Él dijo: "Hágase la luz". Y fue la luz" (Génesis 1:3). Por su mera palabra fue creado el universo.Todo comenzó a existir cuando Dios habló. Por su palabra existen todas las cosas creadas. El mundo fue creado por la palabra o mandato de Dios. Todo lo que existe en el universo, existe porque Dios lo permitió, lo decretó y lo llamó a existencia. Nuestro Dios está en los cielos, Él hace lo que le place (Salmo 115:3). Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos (Salmo 16:6). Él hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1:11).
El decir y el obrar de Dios son indivisibles
Tengamos presente que la palabra y la obra de Dios son siempre una. Su palabra nunca regresa a Él vacía – ella logra lo que Él quiere. “Su palabra y su obra son inseparables, porque sus palabras nunca son vacías” (Kidner). El carácter de Dios y su obra no pueden separarse de su palabra (Salmo 33:4-9), lo cual no sólo se debe a que ésta sea tan justa, verdadera, fiable (fiel) y amorosa como Él, sino a que es eficaz, algo que vemos claramente en la creación: “Por la palabra del Señor fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas” (Salmo 33:6).
¡Qué gran poder hay en la palabra de Dios! Su palabra hace todo lo que su voluntad determina. Su palabra jamás vuelve a Él vacía – cumple aquello que Él desea. “Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié” (Isaías 55:11).
Responsabilidad y devoción hacia la palabra de Dios
Si queremos lograr efectividad en nuestra vida necesitamos orientar ésta conforme a principios Escriturales, a modo de experimentar el poder transformador de la palabra de Dios en nuestras vidas (Hebreos 4:12-13).
Debemos asignarle, entonces, una alta prioridad al estudio y meditación de la Palabra de Dios. Estudiarla con devoción y expectación, como lo hacía el gran rey David:” En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras” (Salmo 119:15). “He aquí yo he anhelado tus mandamientos…” (Salmo 119:40). ” ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Mas que la miel a mi boca” (Salmo 119:119). Ahora, no se trata de memorizar un conjunto de mandamientos y normas, sino de desarrollar una mentalidad bíblica, de aprender a pensar teológicamente, de adquirir la perspectiva de Dios sobre la vida y las relaciones humanas. De lo que se trata es de desarrollar una cultura y estilo de vida regido por principios bíblicos.
Acerca de este Plan
El salmo 33 exalta la palabra creativa de Dios, su fidelidad y su dominio sobre las naciones. Este salmo exhorta a alabar a Dios por su fidelidad, soberanía y poder. Es una invitación a regocijarse en Dios. El texto aborda temas como la omnisciencia divina, la inutilidad de las fuerzas humanas y la esperanza de quienes confían en el Señor. El Salmo 33 invita a los fieles en adorar con alegría. Este salmo es un reconocimiento de la grandeza y la magnificencia de Dios. Como creyentes somos llamados a reconocer esa grandeza.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/