El Niño Que RegresóMuestra

Imagina que alguien te hace una promesa para toda la vida. Que sin importar lo que suceda, sabes que esa promesa se mantendrá. La mayoría de las promesas que escuchamos no suelen durar, pero la promesa de Jesús nunca caduca; él nos asegura que tendremos vida eterna a su lado. Incluso cuando las cosas parecen aterradoras o tristes, su amor es más grande y más fuerte. Nos asegura que, sin importar cuán difícil se torne la vida, Jesús siempre estará ahí, cumpliendo su promesa de amarnos y estar a nuestro lado. Nada puede cambiar eso. Esta promesa nos da esperanza y seguridad. El amor de Jesús no termina, por lo tanto, siempre podemos confiar en él. Mientras todo lo demás cambia, su promesa permanece igual para siempre.

Hoy, escribe las palabras «la resurrección y la vida» en una nota adhesiva. Colócala en un lugar donde puedas verla con frecuencia y deja que sea un recordatorio de la promesa de Jesús para ti en esta temporada de Pascua y más allá.