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Salmo 103:3 NVI

Él es quien perdona todas tus iniquidades…

El salmista previó el día en que Dios perdonaría todos los pecados de su pueblo. Durante la época en que el salmista escribió estos pasajes, el pueblo de Dios sacrificaba toros y machos cabríos, que solo cubrían los pecados pero nunca los eliminaban por completo. Pero después de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, Dios perdonó todos nuestros pecados mediante el sacrificio y la sangre de Su Hijo. La sangre de toros y machos cabríos proporcionó una solución temporal, pero la sangre de Jesús proporcionó una solución eterna al pecado.

Sin embargo, encontramos muchos creyentes en Cristo que creen que han sido perdonados de muchos pecados, pero pocos creen que han sido perdonados de todos los pecados.

¿Qué quiero decir con eso?

El perdón se considera en la mayoría de los círculos cristianos como un proyecto de toda la vida en el que debemos hacer un inventario diario de nuestros pecados y conseguir que nuestros pecados sean perdonados mediante la confesión. Pero nada puede estar más lejos de la verdad bíblica. La Biblia es clara en que todos nuestros pecados—pasados, presentes y futuro—son perdonados una vez por todas (Hebreos 10:14). Incluso el salmista en este mismo capítulo explica lo que quiso decir acerca de que Dios perdona todos nuestros pecados: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestros pecados” (Salmos 103:12). Si alguien puede medir qué tan lejos está el oriente del occidente, entonces podemos medir el perdón de Dios. La buena noticia es que no podemos.

La forma en que funciona el perdón de los pecados es, o somos perdonados de todo o no somos perdonados de ninguno. Mientras creamos que todavía hay una barrera entre nosotros y Dios, nunca podremos caminar juntos en una relación cercana. En lugar de estar en un plan de pago a plazos para el perdón de nuestros pecados futuros, sepa que Jesús miró toda nuestra vida en la cruz y nos perdonó cada pecado incluso antes de que existiéramos. Ten plena confianza de que en Cristo Jesus, somos hijos completamente perdonados y hechos la justicia de Dios.

Reflexión: ¿Vives en la libertad del perdón total de Cristo? ¿Sientes que hay una barrera entre tú y Dios cuando oras? ¿Te ves completamente justo en Cristo?

Aplicación diaria: Agradece al Señor todos los días por lo perdonado que estás en Cristo. Cada vez que falles, di: Gracias, Señor, por derramar tu sangre por todos mis pecados. Es porque estoy completamente perdonado por la sangre del cordero que puedo vencer y vivir una vida de victoria sobre el pecado. Amén.