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Redescubriendo La Esperanza

DÍA 3 DE 5

Sanando de las esperanzas no cumplidas

La esperanza que se demora enferma el corazón, pero el deseo cumplido es un árbol de vida.

—Proverbios 13:12 (ESV)

Nuestro corazón es un lugar sensible y sagrado. Es el portador interno de nuestros sueños, planes y expectativas, tanto grandes como pequeños.

Un problema común al intentar reconstruir nuestra esperanza es que seguimos reproduciendo en nuestra mente los eventos que no salieron como esperábamos. A menudo, dejamos que el arrepentimiento nos paralice en lugar de permitirnos aprender cómo podríamos hacerlo mejor en el futuro.

Dios se preocupa profundamente por los anhelos de nuestro corazón. Desde el detalle más pequeño de nuestra esperanza más diminuta, hasta el deseo más grande que nos cuesta compartir con otros, Él lo valora. Sin embargo, no nos promete que cada esperanza que tengamos en esta vida se cumplirá de la manera en que lo imaginamos.

Recuerdo una esperanza no cumplida que experimenté al pasar de la universidad al mundo laboral. Fue una temporada difícil, llena de rechazos constantes en aplicaciones de empleo. Fui a una entrevista de trabajo con la esperanza de que Dios abriría esa puerta que consideraba ideal. Semanas después, supe que no conseguí ese empleo, y comenzaron a surgir sentimientos de derrota. Esto se repitió algunas veces más hasta que finalmente obtuve el puesto que Dios tenía preparado para mí. Cada momento me enseñó la realidad de los golpes emocionales que traen las expectativas no cumplidas: duda, miedo, ansiedad, frustración, confusión e impotencia.

Proverbios 13:12 nos da una valiosa perspectiva sobre los efectos de las expectativas no cumplidas. Nuestro corazón puede sentirse enfermo. Algo o alguien que está enfermo necesita atención, cuidado intencional y sanación. Esto sucede porque hemos estado aferrándonos a una expectativa de cómo Dios debería actuar, según nuestro propio entendimiento. Además, nuestro corazón puede enfermarse y sentirse pesado cuando ponemos sobre nosotros mismos la carga de los resultados en lugar de confiar en el Señor. En Dios, nuestro corazón puede experimentar verdadera sanación de las heridas emocionales causadas por las expectativas no cumplidas.

Primero, debemos confesarle a Dios y aceptar en nuestro interior que nuestra esperanza no se cumplió. Después, debemos reconocer las heridas emocionales que pudieron surgir de esa decepción, ya sea un sentimiento recurrente de rechazo, vergüenza, abandono o miedo a confiar de nuevo. Luego, estaremos en una posición para pedirle a Dios que nos ayude a dejar de mirar hacia atrás. Dios tiene el poder para darnos la gracia de avanzar, dejando atrás el dolor de las expectativas no cumplidas y abrazando las alegrías de confiar en Su gran plan para nuestras vidas.

Si tu corazón está sintiendo el dolor de las expectativas no cumplidas, debes saber que la magnitud de tus heridas no asusta a Dios. Él te invita a procesar esas heridas con Él, para que puedas sanar y volver a tener esperanza.

Punto clave de esperanza: Tómate un momento para orar en silencio y reflexionar sobre las expectativas no cumplidas o las decepciones que llevas cargando. Escríbelas y, luego, libéralas intencionalmente ante Dios. Reconoce el dolor, pero también entrega tu necesidad de controlar lo que crees que debería haber pasado. Pídele a Dios que sane tu corazón y reemplace esas expectativas no cumplidas con una confianza más profunda en Su perfecto tiempo y plan.

Oración: Señor, gracias por tu poder sanador. Confieso que mi corazón se ha enfermado y necesita tu toque. He confiado en ciertos resultados en lugar de confiar plenamente en tu bondad y soberanía sobre mi vida. Te pido que me ayudes a crecer a partir de las lecciones de las esperanzas no cumplidas y que sanes cada herida emocional en mi interior con tu presencia.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Redescubriendo La Esperanza

Este devocional te llevará por el camino de redescubrir la esperanza. A través de reflexiones bíblicas y personales, descubriremos cómo la esperanza puede iluminar nuestros días más oscuros, inspirar perseverancia y fortalecer nuestra fe. Mientras profundizamos en las Escrituras, recordemos que la esperanza no es simplemente un pensamiento positivo o un deseo al aire; es una certeza confiada en la bondad y fidelidad de Dios. Abramos nuestro corazón para recibir la esperanza que Él nos ofrece y aprendamos a compartirla con valentía con otros, convirtiéndonos en portadores de Su luz en un mundo que tanto la necesita.  

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Nos gustaría agradecer a At The Well por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/at.the.well21/