Aferrándonos a la esperanza

Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió.

—Hebreos 10:23 (NVI)

A veces, la vida puede sentirse como una serie de tormentas, cada ola amenazando con arrastrarnos y hacernos sentir que estamos ahogándonos en la decepción. En esos momentos, la esperanza puede parecer lejana, como una luz titilante en el horizonte. Sin embargo, Dios nos llama a aferrarnos a la esperanza, recordándonos que la verdadera esperanza está arraigada en Su fidelidad inmutable.

En Hebreos 10:23, se nos anima a mantenernos firmes en nuestra esperanza. Esto incluye aferrarnos a ella incluso cuando las circunstancias o la falta de progreso parecen debilitarla. El autor de Hebreos exhorta a todos los creyentes a aferrarse a la verdad del evangelio, a la luz de lo que Jesús logró en la cruz.

El término griego usado para «sin vacilar» en este pasaje se basa en la idea de un objeto erguido que no se inclina en absoluto de su postura perpendicular. [1] Nuestra esperanza, fundamentada en la sólida muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, debe ser firme y no dejarse influenciar fácilmente por lo que sucede a nuestro alrededor.

El autor de Hebreos usa la palabra «aferrarnos», lo cual sugiere que, en ocasiones, puede parecer que tu esperanza se está escapando de las manos. Creer y confiar en Dios no siempre será fácil. Aferrarse a la esperanza no es un acto pasivo, sino una elección activa que requiere compromiso y fuerza.

Aferrarse a la esperanza es como cuidar una pequeña planta en pleno invierno. El mundo a tu alrededor parece congelado, los días son cortos y todo luce inmóvil. Pero riegas la planta de todos modos, aunque no veas que está creciendo. La proteges de los vientos fuertes, te aseguras de que reciba suficiente luz y esperas. Hay un sentido de fe silenciosa en tus acciones, sabiendo que, aunque la planta esté en reposo ahora, sigue viva. Sus raíces continúan profundizando en la tierra, reuniendo fuerza. No puedes ver el progreso, y a veces sientes que no está ocurriendo nada en absoluto. Pero en esa quietud, algo está sucediendo bajo la superficie.

Punto clave de esperanza: Tómate un momento hoy para reflexionar sobre una promesa específica de Dios que hable a tus dificultades o incertidumbres actuales. Escríbela y comprométete a meditar sobre ella durante la semana. Cada vez que sientas que tu esperanza se tambalea, recita esa promesa y permite que ancle tu corazón, recordándote que la palabra de Dios es confiable e inmutable.

Oración: Señor, vengo ante Ti cansado y necesitado de una esperanza renovada. Ayúdame a aferrarme firmemente a la esperanza que tengo en Ti y en la obra que ya completaste. Permíteme permanecer anclado en Ti para que la esperanza pueda volver a encenderse en mi corazón. Dame la gracia de no dejarme llevar o afectar fácilmente por lo que sucede a mi alrededor, dentro de mí o conmigo.

[1] “186. aklinés, Berean Strong's Lexicon,” Bible Hub.com, consultado el 18 de noviembre de 2024.