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Pecado: La depravación humana

Leer: Romanos 3:9-23

EOAO: Romanos 3:10-12

“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno".

En el texto

Es importante saber que la doctrina de la depravación total es una extensión de la doctrina del pecado. Es una doctrina que necesitamos entender porque nos ayuda a ver mejor nuestra necesidad de Jesús. Romanos 3:10-12 nos recuerda que el pecado afecta cada parte de nuestras vidas: nuestros pensamientos, emociones, acciones y relaciones.

La depravación total desafía la creencia común de que las personas son buenas de manera inherente. En cambio, nos muestra que nuestra pecaminosidad es sistemática y generalizada. Cuando comparamos nuestras vidas con el santo estándar de Dios, vemos que lo que podríamos considerar bueno a nivel humano se queda demasiado corto. No hay bondad humana que pueda compensar nuestro pecado ni alcanzar la santidad de Dios. El pecado nos ha corrompido profundamente, dejándonos incapaces de hacer el bien por nuestra cuenta, sin importar cuánto nos esforcemos.

Aquí es donde la belleza del evangelio brilla con más fuerza. A pesar de nuestra incapacidad para salvarnos a nosotros mismos, Dios interviene con Su misericordia y gracia. La misericordia implica no recibir lo que merecemos, y la gracia, recibir aquello que no merecemos. Dios se acerca a nosotros con amor, ofreciéndonos redención y transformación a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2:8-9).

Es importante recordar que nuestros esfuerzos no pueden resolver nuestro problema con el pecado. Solo Dios puede cambiar nuestros corazones. Por Su gracia, Él nos da a los creyentes el regalo del Espíritu Santo, que mora en nosotros, para que, a través de Su obra y nuestra obediencia, podamos hacer el bien y vivir una vida de rectitud.

Como cristianos, comprender la depravación total debería llevarnos a tener compasión por aquellos que no conocen a Jesús. Sus acciones están influenciadas por su naturaleza caída. Esto debería impulsarnos a compartir el evangelio con urgencia y amor. Sabemos que sólo Dios puede traer un cambio verdadero y la libertad del pecado.

Oración

Querido Jesús, gracias por tu gracia. Ayúdame a comprender la profundidad de mi pecado y la grandeza de tu misericordia. Transforma mi corazón y mi vida a través de tu Espíritu. Úsame como instrumento para compartir tu amor y tu verdad con quienes no te conocen. En tu nombre, amén.