Fidelidad: Leyendo Con El Pueblo De DiosEjemplo

Desafío de Memorización:

1 Samuel 12:13-15
"Y ahora, he aquí el rey que habéis escogido, el cual habéis pedido; he aquí que el Señor ha puesto rey sobre vosotros. Si teméis al Señor, y le servís, y obedecéis su voz, y no os rebeláis contra el mandamiento del Señor, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros seguís al Señor vuestro Dios, bien os irá. Pero si no oyeréis la voz del Señor, y os rebeláis contra el mandamiento del Señor, entonces la mano del Señor será contra vosotros y contra vuestro rey".

1 Samuel 12:24-25
"Solamente temed al Señor, y servidle con todo vuestro corazón; porque considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros. Pero si aún hacéis mal, seréis barridos, tanto vosotros como vuestro rey".

Introducción:

Hoy, las lecturas nos muestran el poder y la fiabilidad de las promesas de Dios. En 1 Samuel 12:13-15, Samuel recuerda al pueblo de Israel que su bienestar depende de su fidelidad al Señor. Dios les ha dado un rey, pero, como siempre, lo esencial es que el pueblo y el rey sigan a Dios. Si lo hacen, les irá bien; si no, la mano de Dios se opondrá a ellos. Este pasaje nos recuerda que la obediencia y la fidelidad a Dios son las condiciones para experimentar Su bendición.

En el Nuevo Testamento, vemos a Jesús también hablando de fidelidad, pero en otro contexto. En Juan 14:16-17, Jesús promete a sus discípulos el Espíritu Santo como Consolador y guía: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros". La fidelidad de Dios a Su promesa del Espíritu Santo fortalece la esperanza y confianza de los creyentes, al asegurarnos de que Él nunca nos dejará solos.

Reflexión teológica:

La fidelidad de Dios es el cimiento sobre el que construimos nuestra confianza y esperanza. En 1 Samuel 12:24, Samuel les recuerda al pueblo que consideren las grandes cosas que Dios ha hecho por ellos, lo cual debe fortalecer su fe y obediencia. Así también, la fidelidad de Dios a lo largo de la historia de la salvación — desde la promesa de un Salvador hasta el cumplimiento de esa promesa en Cristo — nos asegura que podemos confiar plenamente en Él.

En la vida cristiana, la confianza en Dios no se basa en la estabilidad de nuestras circunstancias, sino en Su fidelidad. Aunque los reyes de Israel pudieron haber fallado y los pueblos se rebelaron, Dios sigue siendo fiel a Sus promesas. Así como Dios fue fiel con Israel, también lo es con nosotros. La promesa de Jesús de enviar al Espíritu Santo es un recordatorio de Su constante presencia y de que Él cumplirá todas las promesas que ha hecho a Su pueblo.

La fidelidad de Dios, entonces, es una razón para mantener nuestra esperanza firme, aún en medio de las dificultades. Cuando todo parece incierto, cuando enfrentamos desafíos, podemos recordar que nuestro Dios no cambia, y Su fidelidad a Su palabra nunca falla. Este es un ancla segura para el creyente: Si Dios ha sido fiel en el pasado, lo será también en el futuro.

Pregunta para reflexionar:
¿Cómo te fortalece la fidelidad de Dios a Sus promesas? ¿De qué manera puedes anclar tu esperanza y confianza en Su palabra, especialmente cuando enfrentas momentos de incertidumbre o dificultad?