Mateo, El Evangelio Del ReyMuestra

La entrada del Rey a Jerusalén

Jerusalén estaba en su tediosa rutina hasta que algo la detuvo: corrieron a recibir al Rey que entraba montado en un burro. Esta era una señal clara de que venía en paz y no para declarar una guerra. Muchos no comprendieron que su llegada no tenía un propósito político o civil, sino espiritual. Jesús vino a salvarnos de nuestra condenación, a perdonar nuestros pecados y a acercarnos a su Reino celestial.

Quiero enfatizar el versículo 10: “Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. ‘¿Quién es este?’, preguntaban”. La presencia de Jesús hizo que toda la ciudad se conmoviera. En griego, la palabra utilizada aquí es seio, que significa “alborotar” o “agitar” y proviene de un término que también se usa para “terremoto”. La ciudad de Jerusalén entera se sacudió como un terremoto por la presencia de Jesús. Este alboroto provocó que todos preguntaran: “¿Quién es este que está alborotando a toda la ciudad?”.
Hoy, más que nunca, el Señor quiere obrar mediante su Iglesia. Hoy, más que nunca, el Señor quiere traer salvación a través de sus hijos. Dios ya está obrando en tu ciudad y espera que te unas a su obra para provocar un gran alboroto, para que muchos reconozcan a Jesús como Señor y Salvador.

Leamos Mateo 21:1-11 y reflexionemos con estas preguntas:

1. La entrada de Jesús en un burro era una señal de que venía en paz y no a provocar una guerra. ¿Qué te enseña esto en relación con tu contexto?

2. Las expectativas de los israelitas eran erróneas; pensaban en Jesús como un líder político que venía a liderar una revolución terrenal. Sin embargo, Él vino a cambiar nuestros corazones. ¿Qué te enseña esto en relación con tu contexto?

3. La ciudad entera se alborotó por la presencia de Jesús. ¿Estás experimentando un “terremoto” espiritual en tu ciudad? ¿Qué podrías hacer para que tu ciudad tenga una experiencia similar a la que vivió Jerusalén?