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El Dios Que Adoramos 2

DÍA 6 DE 6

Día 6: Dios es eterno: Por siempre

Si un bebé nace antes de tiempo es riesgoso y si nace después de tiempo, también. Vivimos sujetos al tiempo desde antes de nacer. Y cuando nacemos, nuestra vida va ocurriendo por etapas; el tiempo va tejiendo cada una de ellas y dicta cuándo se pasa a la siguiente. El hombre no puede escapar de la tiranía del tiempo.

Las obligaciones dependen del tiempo, cuando este no es suficiente entonces llega el estrés. Por otro lado, la sociedad nos pide ser exitosos y productivos. Para lograrlo nos embarcamos en proyectos difíciles que demandarán más de lo que nos proporcionarán.

Cuando Dios nos trae a su familia, y descubrimos que Dios no está sujeto al tiempo, porque El es atemporal, esto choca con nuestra mente finita. Queremos encasillar a Dios en nuestras rutinas, agendas y tiempos. Nos cuesta creer que El se puede tomar 3000 años para cumplir una promesa y que Sus procesos pueden durar más que nuestras propias vidas. Nos irrita pedirle algo a Dios y que no lo conceda en el tiempo que nosotros consideramos prudente. ¿Cómo entender la eternidad de Dios con una mente finita que gira alrededor del tiempo? Hoy veremos en qué sentido Dios es eterno y cómo su eternidad se relaciona con la salvación.

¿En qué sentido Dios es eterno?

Decimos que Dios es eterno/infinito porque El está libre de todas las limitaciones, tanto en Su perfección, en Su eternidad y en Su inmensidad. Es difícil para nosotros, quienes vivimos sujetos al tiempo, comprender que Dios está por encima de él. La eternidad es atemporal, si esta tuviera un principio dejaría de ser eternidad; por lo tanto, cuando hablamos de que Dios es eterno nos referimos a que el tiempo está ausente en El.

La Biblia desde el primer versículo nos introduce en este atributo: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Este principio no es el principio de Dios, es el principio de todas las cosas y la humanidad, que como ser creado tiene un principio y un fin, al igual que el resto de la creación. La eternidad de Dios es lo primero que la Biblia dice de El; antes de mostrarnos Su capacidad creadora, Su infinita creatividad, antes de revelarse al hombre, antes de cualquier otra cosa, él es Dios eternamente.

Desde Génesis 1:1, la gran historia de redención inicia con un Dios eterno, que ha estado desde el principio de los tiempos. Aunque intentemos darle una fecha aproximada a este momento, como lo ha hecho la ciencia, sería imposible para nuestra mente finita. Dios existe en la línea del tiempo hacia atrás y hacia adelante, por siempre y para siempre.

Frente a esta verdad de la eternidad de Dios podemos responder, por lo menos, con tres acciones:

• Vivir: Podemos vivir anclados al pasado, lamentándonos por lo que pudo ser y no fue, queriendo devolver el tiempo para hacerlo diferente. Podemos vivir afanados por el futuro, ansiosos por lo que será, preocupados por lo desconocido. Pero la mejor forma de vivir es enfocados en el presente, sabiendo que el Señor se hizo cargo de nuestro pasado, y en sus manos está nuestro futuro. Él es, y, por lo tanto, vive en nuestro presente. Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida... Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele a cada día sus propios problemas (Mateo 6:25, 33-34).

• Confiar: Dios ha sido el mismo ayer, hoy y por siempre. No hay motivos para creer que mañana cambiará. Saber que pase lo que pase conmigo, El estará presente y todo está en Sus manos nos llena de paz. En este mundo todo es incierto, todo menos él. Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo (Salmo 46:1-3).

• Reconocer: Somos temporales, nuestros problemas también lo son. Todo lo que nos afana está centrado en el aquí y ahora, y eso nos hace olvidar que hay algo más allá de todo lo que podemos ver y tocar. Todo lo que vivimos aquí es nada frente a la eternidad de Dios; si hoy sufrimos, gozaremos eternamente con El; si hoy lloramos, reiremos eternamente con El; si hoy estamos insatisfechos, estaremos plenos eternamente con El. Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas (2 Corintios 4:16-18).

Tomado con permiso del libro Atributos de Dios de Óscar Jiménez.

¿Tienes una petición de oración? ¿Quieres testificar sobre lo que Dios hizo en tu vida a través de este plan? ¿Tienes preguntas? Contáctanos, estaremos felices de poder estar más cerca.

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Día 5

Acerca de este Plan

El Dios Que Adoramos 2

Cuando desconocemos los atributos de Dios, tendemos a crear nuestra propia versión de él. En otras palabras, creamos un dios a nuestra imagen y semejanza, ajustado a nuestros deseos. En este plan devocional descubre la grandeza del Dios que adoramos y las implicaciones que tiene en nuestro diario vivir.

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Nos gustaría agradecer a TRUE INFLUENCERS por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectarglobal.com/