El Dios Que Adoramos 2Muestra
Día 4: Dios es fiel, fiel hasta la médula
Vivimos en un mundo lleno de infidelidad en todos los niveles. Hombres y mujeres faltan a sus promesas; líderes políticos olvidan sus compromisos una vez que llegan al poder; cada vez más matrimonios terminan por causa de la infidelidad conyugal. Adicionalmente, hay personas que no pueden ser fieles ni a ellos mismos, hoy dicen una cosa y mañana otra, o van mutando de acuerdo con las circunstancias. Frente a esta proliferación de infidelidad es difícil confiar en otros. La infidelidad genera duda, desconfianza y un sinnúmero de emociones destructivas hacia otros.
Ya sea que nos hayan sido infieles o que nosotros lo hayamos sido, esto incide en la forma en cómo percibimos a Dios y nos relacionamos con El.
Creer y descansar en la fidelidad de Dios es crucial para caminar en la vida cristiana y, por eso, al igual que los demás atributos, merece ser abordado con perspectiva. En el registro bíblico, Dios toma la iniciativa para entrar en relación con el hombre. Y esa relación siempre está mediada por un pacto, en el que la fidelidad de Dios es resaltada a pesar de la adversidad y la infidelidad humana.
1. Fidelidad de Dios a través de los pactos:
Que Dios sea fiel significa que El siempre será fiel a sí mismo, a Sus obras y a Su creación. Su fidelidad también se manifiesta en el cumplimiento de Sus promesas; él siempre hará lo que dice que hará y cumplirá lo que prometió. Una buena forma de observar esta consistencia de Dios es a través de los pactos. Un pacto es un acuerdo o compromiso establecido entre dos o más partes. Este acuerdo lleva especificadas las condiciones y las consecuencias de su no realización y puede establecerse de forma escrita u oral. Cuatro pactos establecidos por Dios a través de los cuales mostró su fidelidad son los de Dios con Noé, con Abraham, con Moisés (Israel) y con David. El nuevo pacto establecido con Jesús es la respuesta a todos los pactos anteriores, en cada uno de ellos el hombre falló por su incapacidad de mantenerse fiel a Dios, pues el pecado seguía siendo un terrible problema.
Adán y Eva fallaron, Noé falló, Abraham falló, Israel falló, la humanidad sigue fallando, pero Dios insiste en permanecer fiel, porque de otro modo, sería infiel a sí mismo. La increíble respuesta de Dios ante la falla humana es la gracia y la fidelidad.
2. Fidelidad de Dios a pesar de la adversidad:
El libro de Lamentaciones surge en una época en la que el pueblo de Israel está sufriendo bajo el castigo de Dios. El profeta se lamenta porque el mensaje que tiene que dar al pueblo incluye dolor por el juicio de Dios. El mensaje de Jeremías no lo iba a hacer popular, tampoco iba a ser bien recibido; por el contrario, lo que generó es que el pueblo, en su terquedad, no escuchó y terminó cautivo como consecuencia de su infidelidad al pacto. En medio de la infidelidad de Israel, el profeta dice: Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! (Lamentaciones 3:22-23)
Su fidelidad es grande, nunca caduca ni está en peligro de extinción. Nuestra esperanza en la adversidad no descansa en que somos fieles, sino en que El es fiel. Finalmente, en el versículo 24, el profeta puede exclamar que espera en el Señor, justamente basado en lo que ha dicho en los dos versículos anteriores. Cuando la desesperanza reina, la fidelidad del Señor se hace presente para cambiar la historia. Incluso, si las circunstancias no cambian, El sigue siendo fiel cada día.
3. Dios permanece fiel a pesar de nuestra infidelidad
Unido a todo lo anterior, Dios es fiel a pesar de que nosotros no podemos serlo ni un día de nuestra vida. Recordar que somos infieles, nos hace ser conscientes de que no merecemos Su fidelidad, ni que hemos hecho algo para ganarla. Él, escogiendo ser fiel a sí mismo, ha decidido ser fiel a nosotros hasta el final: Si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo (2 Timoteo 2:13). Bajo este nuevo pacto, estamos unidos a Cristo y eso garantiza la fidelidad de Dios. Si Dios fuese infiel a nosotros sería como ser infiel a Sí mismo, porque nosotros estamos unidos a Dios en Cristo.
Frente a esta verdad de la fidelidad de Dios podemos responder, por lo menos, con tres acciones:
• Perseverar: podemos pasar por el valle de la sombra de muerte y estar en el lugar más oscuro sabiendo que los que perseveran recibirán la corona de vida que él ha prometido (Santiago 1:12), y que fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla (1 Corintios 10:13).
• Confiar: Su fidelidad nos ayuda a caminar confiados, independientemente de lo que suceda, El está allí siendo el mismo ayer, hoy y por lo siglos (Hebreos 13:8).
• Agradecer: cuanto más nos sumerjamos en Su fidelidad, más razones hallaremos para vivir agradecidos. Entrad por sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza. Dadle gracias, bendecid su nombre. Porque el SEÑOR es bueno; para siempre es Su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones (Salmo 100:4-5).
Acerca de este Plan
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