Testeo Del Corazón: ¿Estás Viviendo Para Lo Que Fuiste Creado?Muestra

El remedio para la idolatría

¿Alguna vez te ha pasado de identificar algo que está ocupando por demás tu atención y tu tiempo, pero que por más que intentas e intentas no lo puedes cambiar?

Hay una razón detrás de esto. Desde que entró el pecado al mundo, nuestro corazón es como una brújula rota que nos dice que vamos a encontrar placer, plenitud, felicidad y satisfacción en las cosas incorrectas (ídolos). ¿Te imaginas un GPS que en vez de guiarte a tu destino te guía a cualquier lado? Confías en un sistema que debería estar guiándote, pero en realidad está roto y solo te desvía. Un poco así es nuestro corazón, una brújula que marca cualquier camino menos el norte, que nos hace buscar satisfacción en cualquier ídolo, en vez de llevarnos a la plenitud que solo se encuentra en Dios.

A esto se le suma que el mundo en el que vivimos está lleno de “espectáculos” (desde las redes sociales hasta las mil plataformas de streaming) que piden nuestra atención. Muchas veces le damos prioridad a estas cosas y dejamos de lado las cosas de Dios, que tienen un valor muchísimo más alto.

¿Cómo hago para cambiar mi enfoque? Si mi corazón está roto, lleno de ídolos y siempre apunta en una dirección equivocada, ¿qué puedo hacer? ¿Debería esforzarme más por cambiar el funcionamiento de mi corazón? La verdad es que no podemos solos.

Darnos cuenta de esto es un poco triste, pero lo bueno es que hay una solución.

Para resolver este dilema Pablo nos propone “andar en el Espíritu” en vez de “luchar con nuestras fuerzas por dejar los deseos de nuestro corazón”. ¿Pero a qué se refiere?

Imagina que caminas por una calle oscura en plena noche y, de repente, notas un edificio impresionante que destaca entre las sombras. ¿Qué te permitió verlo? Un reflector que ilumina esa magnífica construcción. Sin embargo, si el reflector no estuviera encendido, el edificio seguiría siendo hermoso; simplemente no podrías verlo debido a la oscuridad que lo rodea.

El Espíritu Santo actúa como ese “reflector” que nos permite apreciar la belleza y el valor de Jesús, algo que no podríamos reconocer por nuestros propios medios.

Al usar las herramientas que Dios nos dio, como pasar tiempo conversando con Él, leyendo y estudiando la Biblia, recordando sus promesas, compartiendo con la familia de la fe y más, nos exponemos al Espíritu Santo para que nos transforme. Hacer estas cosas como si fueran un checklist que hay que cumplir para “ganar algo”, no va a cambiar nuestro corazón, es el Espíritu Santo quien lo hace. Cuanto más destaque Jesús en nuestro corazón, menos atención van a tener los ídolos. Este es el remedio para la idolatría.

Si en estos días el Señor te permitió identificar que has estado buscando cosas o personas creyendo que podían darte la plenitud y satisfacción que sólo Él puede, creemos firmemente que no es casualidad que estés leyendo este plan. Dios como un Padre amoroso usa su Palabra para corregirte, llamar tu atención, para que puedas volver a Él. Y cuando lo haces, cuando vuelves con un corazón arrepentido ¿Sabes qué sucede? “Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él” (Lc. 15:20). Gracias a Jesús podemos acercarnos al Padre y encontrar perdón, gracia y un amor que cubre multitud de pecados. Si has escuchado a Dios hablando directamente a tu corazón, no lo postergues, acércate nuevamente. Él te espera.