Testeo Del Corazón: ¿Estás Viviendo Para Lo Que Fuiste Creado?Muestra

Creados para adorar

Una visita a una iglesia probablemente alcance para que te encuentres con la palabra “adoración”. Y como cristianos, puede pasar que la usemos a diario incluso sin saber muy bien a qué nos estamos refiriendo. Es por eso que durante estos días queremos invitarte a profundizar en este concepto.

Muchas veces confundimos “alabar” con “adorar”. En la Biblia, la palabra “alabar” suele hacer referencia a acciones que hacemos para celebrar o expresar agradecimiento a Dios por todo lo que él hizo en nuestras vidas. En cambio, “adorar” no tiene que ver con lo que “hacemos” frente a lo que Dios “hace”, sino con algo que sucede en nuestro corazón a medida que conocemos a Dios por quién Él es.

En la Biblia, la palabra “adorar” siempre apunta a “postrarse ante Dios". No sólo habla de una postración física, sino que también de un corazón postrado. Es por eso que podríamos definir a la adoración como la actitud de rendir nuestro corazón ante Dios, reconociendo lo pequeños que somos frente a lo grande que es Él.

Es, en otras palabras, conocer quién y cómo es Dios, y en respuesta a eso, rendirle nuestra vida entera. ¡Todo lo que somos!

Entonces… ¿Por qué es importante reflexionar sobre la adoración? Porque es el propósito para el cual fuimos creados (Isaías 43:7).

Veamos cómo llevarlo a la práctica.

1. Responder a todo lo que Él es.

Si adorar a Dios es responder a todo lo que Él es, ¿cómo podemos hacerlo si no lo conocemos? Quizás puedes decir “Sí, yo lo conozco, nací en una familia cristiana”. Pero no basta con lo que escuchaste de Dios, sino que es necesario invertir tiempo para conocerlo en primera persona, sin intermediarios. La buena noticia es que, gracias a Jesús, cuando buscamos a Dios de todo corazón, Él está dispuesto a darse a conocer.

Conocer a Dios es el primer paso para la verdadera adoración. En lo externo podemos hacer muchas cosas que pueden verse buenas o como si fueran para Dios que las hacemos, pero si nuestro corazón realmente no lo adora, no se asombra con su grandeza, con su bondad y su gracia, todas esas acciones carecen de sentido. Lo que a Dios más le interesa es un corazón rendido (Salmo 51:15-17).

2. Con todo lo que somos.

¿Cómo se ve esta “actitud del corazón” en lo cotidiano?

Imaginemos a un fanático tan fiel a su club de fútbol, que elige faltar a un cumpleaños por ir a la cancha (prioridades), que arma su agenda en función del día que juega su club (decisiones), que defiende a toda costa su camiseta en una discusión (puntos de vista) y dedica todo el dinero y tiempo posible para estar a la altura de lo que su pasión le demanda (manera de vivir). Claramente esa persona ADORA a su club de fútbol.

Responder a todo lo que Dios es con todo lo que somos, es hacer que nuestra vida entera (y no sólo un momento a la semana) se trate de Él. Significa ponerlo en el centro de nuestras decisiones, dejar que ordene nuestras prioridades, cambie nuestros puntos de vista y dirija nuestra manera de vivir. Esto no lo hacemos para obtener cosas o para recibir su aprobación, sino porque nuestro Dios justo y amoroso, mandó a su hijo a dar su vida por nosotros para reconciliarnos con Él. Al tomar nuestro lugar y perdonar nuestros pecados, nos dio el regalo de tener una relación cercana con él. A medida que conocemos y disfrutamos de su amor, el Espíritu Santo nos enseña y ayuda a rendir cada área de nuestra vida a Dios.

Adorar a Dios implica sacar el foco de nosotros para ponerlo en Él, buscar su voluntad y sus deseos por encima de los nuestros. Y es en esa hermosa contradicción que, al morir a nosotros mismos, encontramos vida abundante en Él.