PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 4Muestra

DÍA 7 - Tu lugar en el trono de Dios

Efesios 2:4-9

Hebreos 4:14-16

Según Hebreos 4, los seguidores de Cristo debemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia.

Siempre me fascinó la reina Isabel II. Parecía tener una conexión cariñosa con la gente, y su sonrisa regia hablaba de bondad. Era una de esas personas con las que desearía haberme sentado a visitar. Si bien eso puede haber sido encantador, también habría sido estresante.

Los protocolos para acercarse a la realeza pueden ser tediosos e implicar muchas reglas. Hay mucho que recordar, especialmente para aquellos que no viven en el Reino Unido. Los medios de comunicación se apresuran a informar de la falta de protocolo por parte de los líderes visitantes. Por ejemplo, la etiqueta adecuada para una reina incluía nunca tocar a un plebeyo. Un apretón de manos era apropiado solo si la reina extendía su mano primero.

Tenemos a uno que se sienta en su trono celestial y cuya mano siempre está extendida hacia nosotros. Quiere algo más que un apretón de manos amistoso; desea una relación profunda.

Según el Diccionario Merriam-Webster, una definición de protocolo es «un código que prescribe el cumplimiento estricto de la etiqueta y la precedencia correctas». Jesús cumplió todos los protocolos y reglas necesarias para que nos acerquemos al trono absolutamente santo de Dios.

Cuando Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, la cortina del templo de Jerusalén se rasgó en dos. Dios dejó en claro que a través de Jesús, nuestro Cordero sacrificial, ahora siempre tenemos acceso a él.

En Efesios 2, Pablo nos dice la asombrosa verdad de que Cristo nos levantó con él y nos sienta en los lugares celestiales, por la gracia de Dios. Ya no estamos agobiados por la esclavitud del pecado. Jesús nos ha dado la victoria.

Si has confiado en Cristo como tu Salvador, Dios tiene un lugar para ti en el Trono Santísimo. Tú eres su hijo. Él extiende su mano amorosa hacia ti. Te invita a acercarte a él con confianza.

Pausa para reflexionar:

Cierra los ojos e imagina que la mano de Dios se extiende hacia ti. Imagínate sentado delante de él en su trono. ¿Cómo te hace sentir la verdad de tu lugar en el trono de Dios? Puedes dar un paso adelante libremente y tomar su mano. Experimenta su abrazo por ti.

Oremos:

Dios Padre, me acerco a ti con temor reverencial. Tú eres santo. Tu bondad y cuidado por mí nunca terminan. Continuamente me das una comprensión más profunda de tu gracia, y te lo agradezco. Sé glorificado en mi vida.

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