PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 4Muestra

DÍA 4 - Consecuencias

Efesios 4:17-24

Romanos 6:12-14

Santiago 1:14-18

Nuestros enemigos: el mundo, la carne y el diablo, compiten por nuestra atención y planean nuestra respuesta.

Porque somos hijos de Dios, podemos proclamar: «…porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo». 1 Juan 4:4.

La verdad es que nuestra relación con el pecado está muerta, ¡ES UN HECHO! ¡ANULADA! Ya no tenemos que caminar en sus tentadores caminos.

Aunque ya no estamos en una relación con el pecado, nuestros enemigos tratan de seducirnos para que regresemos a nuestras viejas formas de pensar y comportarnos.

Hay ciertos alimentos que mi cuerpo no maneja bien. Con cuidado y una mejor dieta, me siento mejor de lo que me he sentido en años. Sin embargo, si vuelvo a comer alimentos que mi cuerpo no puede manejar, eventualmente me sentiré miserable nuevamente.

El año pasado, durante mis viajes, me tomé la libertad de hacer trampa en mi dieta. Inventé excusas incluso después de regresar a casa. Mi lista de compras se comenzó a acomodar a mis deseos físicos. Pronto empecé a sentirme mal. Mi cuerpo respondía a lo que yo ponía en él. Había consecuencias por volver a mis deseos carnales.

Dios es tan generoso que incluso después de que estemos eternamente seguros como sus hijos, él nos da opciones para caminar cerca de él.

En Efesios 4:17 y 23, se nos recuerda que ya no tenemos que vivir en pensamientos frívolos de acuerdo con nuestra forma de vida anterior, sino que debemos ser renovados en la actitud de nuestras mentes.

No tenemos que darle una oportunidad al diablo. Al igual que al desviarnos de una dieta saludable, enfrentaremos consecuencias cuando nos desviemos de lo mejor que Dios tiene para nosotros. Nunca es lo mejor para Dios que nos engañemos con el pecado.

Cuando elegimos sentarnos a la mesa del pecado, se nos están sirviendo mentiras. Sin embargo, nunca perdemos nuestro lugar en la mesa de nuestro Padre Dios.

¿Por qué querríamos cenar con una relación muerta con el pecado cuando podemos sentarnos libremente con Aquél que nos da la gracia perfecta?

Corre al trono de la gracia. Dios Padre te está esperando.

Pausa para reflexionar:

¿Dónde te sientes tentado a engañarte con el pecado? ¿Cómo te hace sentir la verdad de la gracia de Dios para ti?

Oremos:

Padre, perdóname por volver al pecado, aunque me hayas liberado.(Confiesa ese pecado a Dios). Corro hacia ti para poder recibir el beneficio completo de tu gracia.