Paz para tu corazón

«Les dejo la paz, les doy mi paz; pero no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni tengan miedo» (Juan 14:27 NBV).

La paz de Dios es tuya, la puedes recibir gratuitamente y es eterna, pero a veces debes presentar batalla para defender lo que te pertenece por derecho como creyente en Cristo.

«El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10).

El enemigo trabaja arduamente para robarte lo que Dios te ha prometido. La buena noticia es que Jesús ha venido a traerte vida abundante y paz duradera.

Cuando esas viejas y conocidas sensaciones de ansiedad te amenacen, empuja. Mantente firme, no tienes que tolerar al enemigo. No dejes que te robe la paz de Dios.

Cuantas más victorias obtengas sobre estas emociones, más fácil te resultará mantener la paz incluso en medio de la tormenta. Literalmente, las vías neuronales pueden cambiar a medida quetúcambias y aprendes a desviar los ataques del enemigo.

«Los que ocupan su mente en las cosas del Espíritu tienen vida y paz…» (Romanos 8:6).

Puedes ganar la batalla a la ansiedad, puedes caminar en paz, puedes reconquistar tu vida.

Una nota importante para terminar, si has sufrido ataques de pánico, puede ser una tendencia natural evitar a la gente. Sin embargo, somos más vulnerables cuando estamos solos.

Tú y yo nos necesitamos, Dios nos diseñó para vivir en comunidad con otros, para compartir nuestras alegrías y nuestras luchas.

Si te sientes solo, te animo a que busques a personas de fe. Participa en un estudio bíblico, busca un grupo al que puedas unirte. Te sorprenderá lo fácil que es contender las batallas de la vida cuando estamosunimos unos a otros.

Concluyo este devocional con esta oración para ti:

«Hermanos míos, mi deseo es que el Dios que les concedió esperanza los inunde siempre de felicidad y paz al creer en él. Y le pido a Dios que los haga rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo» (Romanos 15:13).

Esta es una oración que puedes declarar:

Dios, ¡recibo la vida y la paz que me has prometido! Gracias por calmar mi corazón; gracias por ayudarme a superar la ansiedad y empezar a vivir mi vida renovada. Confío en ti para que guardes mi corazón y mi mente con tu paz constante. En el nombre de Jesús, amén.

Gracias a Maggie Riffler por su ayuda en esta traducción al español.

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