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Ansiedad, un problema muy serio

La ansiedad es una emoción natural, pero cuando se vuelve perturbadora, puede llevar a graves consecuencias físicas, emocionales y espirituales. En nuestra vida diaria, la ansiedad surge de nuestra necesidad de controlar los posibles problemas futuros. Aunque esta emoción nos ayuda a evitar peligros inmediatos, cuando se convierte en un estado constante, puede dañar nuestra salud y relaciones.

La ansiedad patológica activa constantemente los mecanismos de defensa del cuerpo, lo que puede llevar al agotamiento y a enfermedades. Nos encontramos en un ciclo de preocupación continua, buscando cómo controlar las variables que creemos necesarias para mantener todo bajo control. Sin embargo, Jesús nos enseña que debemos confiar en Él en lugar de intentar resolver todo por nosotros mismos. La ansiedad es, en muchos casos, una señal de que estamos tratando de asumir el control en lugar de confiar en la provisión y el cuidado de Dios.

Aplicación práctica:
Cuando te enfrentes a pensamientos ansiosos, recuerda que tu responsabilidad es confiar en Dios. Pon en práctica el consejo de Pablo en Filipenses 4:8-9, enfocando tus pensamientos en lo bueno y verdadero.