Y Ahora… ¿Cómo Afrontaremos El Futuro?Muestra

¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto y ríos en lugares desolados” (Isa.43:18-21).

Otra perspectiva de la pregunta "¿Y ahora qué?", que me ha traído hasta este momento, resalta la necesidad de adaptarnos ante los cambios o nuevas circunstancias que la vida nos presenta. En tiempos de transición, ya sea por un cambio inesperado, una nueva etapa o un desafío imprevisto, esta pregunta surge como una expresión natural de incertidumbre y búsqueda de dirección. Es en estos momentos donde debemos aceptar que lo desconocido forma parte del proceso de crecimiento.

La adaptación no solo implica enfrentar lo nuevo, sino también encontrar en nosotros la flexibilidad y el valor para ajustarnos a las nuevas realidades. Sin embargo, esta tarea no siempre es sencilla. Los cambios pueden generar miedo, duda y confusión, pero también abren puertas a oportunidades de renovación y desarrollo personal.

En este proceso de adaptación, es crucial recordar que no estamos solos. Dios, en Su sabiduría, nos acompaña en cada paso. La fe nos fortalece, permitiéndonos confiar en que, aunque el futuro sea incierto, Su presencia es constante. Él nos ofrece no solo apoyo espiritual, sino también la fortaleza para superar los desafíos que puedan surgir. Como dice Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia".

Adaptarse también implica un cambio en nuestra perspectiva. En lugar de ver los obstáculos como barreras infranqueables, podemos considerarlos como oportunidades para crecer, aprender y descubrir nuevas facetas de nosotros mismos. Cada desafío que enfrentamos, con la confianza puesta en Dios, se convierte en una oportunidad para avanzar hacia un futuro más pleno y enriquecedor.