Para Conversar Con DiosMuestra

El pedido de orar por el pan fresco de cada día nos permite sintonizarnos con la verdad de que nuestra vida se puede acabar mañana, la belleza de las flores y el sabor del pan son pasajeros, un pensador cristiano, C.S Lewis dijo que todo lo que no es eterno está eternamente pasado de moda. El pan fresco que Dios nos ofrece nos hace recordar en nuestra oración que no podemos vivir de memorias ni de ofrecimientos futuros, nuestra relación con Dios es aquí y ahora.

Pedir el pan para hoy es la oración de una persona que ha encontrado la libertad de los que saben que Dios proveerá mañana, no necesita acumular para sentirse seguro. Quizás Dios no nos de lo que queremos, pero siempre nos dará lo que necesitamos para hacer lo que nos toca hacer, de otra forma echaremos la culpa a lo que no tenemos para quedarnos paralizados y dejar de emprender las aventuras a las que Dios nos llama con lo que ya tenemos. Si esperas el rompecabezas armado no aprenderemos a caminar con Dios en el proceso.

Pedir por el pan nuestro también nos hace recordar que el pan es para compartir y quien lo comparte puede pedir por un pan más grande para seguir compartiéndolo con más personas. Cuando la humildad de aprender a recibir con gratitud se combina con la generosidad nos volvemos más audaces para dar más, descubrimos el poder de la generosidad.

Finalmente, pedir por el pan nuestro en lugar del solo por mi pan, nos recuerda lo que valoramos el primer día, que somo una familia. Aprendamos a pedir por el pan que compartiremos, el que nos ayudará para un proyecto compartido, el que ayudará a mi hermano. Cuando hacemos eso daremos espacio a las relaciones y atacaremos de raíz la aspiración de acumular egoístamente, Pondremos el conectar por encima del competir.

Demos gracias a Dios si aprendimos por medio de su provisión que el alimento o vestido que él nos da no es para llenar nuestra despensa o armario, sino para abrazar una aventura donde la vida es más importante que el alimento y el cuerpo más importante que el vestido, ya que la vida, como dice Jesús, no consiste en la abundancia de los bienes que poseamos.