Para Conversar Con DiosMuestra
La primera clave es entender que desde el momento en que le entregamos nuestro corazón a Dios pasamos a ser parte su familia. Antes que los reinos, países, u organizaciones, existía la familia y era la que nos daba un nombre y una identidad. Dios nos vuelve a llamar “hijo” y Jesús nos acompaña para que juntos le digamos: “Padre Nuestro”.
Si buscamos en la Biblia posiblemente no encontraremos ningún ejemplo de una familia perfecta que refleje era relación de comunidad del Dios trino donde cada una de las partes da honra y se conecta plenamente con el otro. Jesús mismo fue hijo ilegitimo, Dios fue un padre rechazado. Pero esto no invalida el deseo de Dios de que seamos parte de una familia donde podamos encontrar la comunión por la que Jesús estuvo dispuesto a dar su vida. Me atrevería a decir que son los hombres y mujeres que enfrentando el dolor de sus caídas o aferrándose al Dios de la vida en sus momentos más difíciles, los que construyen las relaciones más fuertes y significativas. Parafraseando a Leonardo Boff diremos que, en los reinos humanos, todo niño quiere ser rey y todo rey quiere ser un dios, pero Dios escogió ser niño para enseñarnos un camino restauración y otro tipo de relacionamiento con él.
En Dios eres parte de una familia que disfruta de tu presencia y que da vida. Esa familia tiene el diseño divino de llenar de vida la tierra y gobernarla para que libere todo su potencial, en resumen, esta familia quiere acogerte y equiparte para mostrar la identidad del creador, el carácter del padre.
Quizás hemos distorsionado el concepto del Reino por las jerarquías humanas donde los reyes se distancian de los peones, pero el carácter de nuestro padre no se refleja en las distancias sino por el relacionamiento que transforma. Desear que su reinado se establezca entre nosotros es desear que ese tipo de comunión se restablezca. Al venir Jesús a redimir la humanidad también estaba trabajando para restablecer este tipo de reino, donde todos podamos ser parte de una familia. Por eso nos dio el encargo de la reconciliación.En un sentido profundo, Dios valora tanto esta común unión entre todos los que son parte de su creación que pago un precio muy alto para no perder a uno de sus miembros más amados: el ser humano.
Cuando nos damos cuenta del valor que Dios da a las relaciones y nos sentimos parte de su familia, desterramos la imagen de un dios ajeno que nos usa como meras piezas de intercambio y nos sentimos confiados de que Dios está más interesado en nuestra compañía que nosotros mismos. ¿Hemos aprendido a hablar con ese Padre Bueno al que podemos abrir nuestro corazón con la certeza que desea solo nuestro bien?
Escrituras
Acerca de este Plan
Hay tres claves en la oración que Jesús nos enseñó que nos ayudan a sintonizar con la frecuencia y el corazón de un padre que quiere hablar con nosotros. Son como lentes que nos permiten mirar lo que Dios ve para tener una conversación profunda que nos va transformando mientras más nos vamos adentrando en estas verdades.
More
Nos gustaría agradecer a Australis por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.australiszone.org/