La Vasija En Las Manos Del AlfareroMuestra

Permite que Dios moldee tu corazón.

Una vez que el barro toma forma, debe pasar por un proceso de secado que dura varios días. Algunos alfareros prefieren secarlo a la sombra al principio y luego exponerlo al sol, aunque ciertas vasijas son susceptibles a agrietarse por el calor del sol.

"He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano”.

Durante la etapa de cocción, el alfarero precalienta el horno y ajusta gradualmente la temperatura para que la vasija alcance el máximo de cocción. La duración de la cocción varía según factores tales como: el tamaño, el grosor y el uso previsto, todos determinados por el alfarero.

Una vez que la vasija termina su cocción, sale del horno. El alfarero la examina, discerniendo por su sonido, si el barro ha alcanzado la cocción adecuada. Una vasija bien cocida, aprobada por el alfarero, emite un sonido distintivo.

Estás siendo moldeado/a. Tu forma y propósito son establecidos por Él. Confía y permite que Dios trabaje en tu corazón, no te resistas a Sus manos amorosas.

Estoy segura de que el resultado será maravilloso.

Finalmente, una vasija cocida por el alfarero emerge robusta y duradera. De manera similar, cuando Dios moldea nuestras vidas, estamos firmes, listos para brillar en un mundo que tanto lo necesita, y preparados para la eternidad.

Oremos juntos: “Señor Jesús, reconocemos que al igual que el barro en manos del alfarero, somos moldeados por tT. Te pedimos que nos ayudes a confiar en Tu proceso, aunque a veces no comprendamos los desafíos que enfrentamos. Sabemos que todo lo que permites en nuestras vidas tiene un propósito divino. Ayúdanos a ser vasijas útiles en Tus manos, que nuestra vida sea un testimonio de Tu poder transformador y restaurador”. En Tu nombre Jesús. Amén.