¿Dónde Está Dios en El Sufrimiento? - Un Camino Hacia La SanidadMuestra

Versículo 25: "Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? 27 Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras.”

Jesús da esta respuesta ante la declaración de los discípulos, quienes dijeron: “Pero nosotros teníamos la esperanza de que Dios hiciera lo que yo esperaba, pero no lo hizo".

En los tiempos de Jesús, y aún hoy, la gente sigue pensando que solo los más inteligentes, solo los mejores, solo los capaces, solo los que se esfuerzan, solo los fuertes y poderosos, solo ese tipo de personas pueden llegar a conocer a Dios.

La respuesta correcta aquí sería: "Ok, no entendieron nada, mejor me voy", y que Jesús desapareciera. O tal vez debería haberles dicho: “¿Tan poca fe tienen que están así de tristes? Eso es porque no oran lo suficiente… ¿Cómo puede un discípulo mío estar con ese miedo, con esa tristeza, con esa incertidumbre? Me da vergüenza…”.

Pero Jesús les dice: “¡No sean tan tontos! ¿Por qué les cuesta tanto creer todo lo que dijeron los profetas?”. Y el texto dice que, comenzando por Moisés y continuando por los profetas, les explicó lo que decían las Escrituras. Lo que Jesús hizo fue lo siguiente: Se sentó con paciencia, en el frío de la noche, y les explicó detenidamente lo que había pasado. Abrió la Palabra y, con amor, les enseñó. Porque eso es lo que Jesús hace con nosotros. Nos pregunta: “¿Qué pasa?”. Le respondemos que esperábamos que Él hiciera otra cosa, que pensábamos que Dios actuaba diferente, que queríamos que Él hiciera algo… y no lo hizo. Y Él viene con su Palabra y nos comienza a hablar, y, tal como a los discípulos, nuestro corazón comienza nuevamente a arder de amor por Él.

Pasamos de estar cargados de tristeza, de dolor, de preguntas, a experimentar libertad, porque las palabras de Jesús, porque el evangelio, nos devuelven la esperanza, las fuerzas y la fe.