¿Dónde Está Dios en El Sufrimiento? - Un Camino Hacia La SanidadMuestra
Si observamos este capítulo, el versículo 1 comienza diciendo: “EL PRIMER DIA DE LA SEMANA”. Todo lo que leemos en este capítulo ocurre el mismo día:
- Las mujeres visitan la tumba.
- Pedro va a corroborar lo que decían estas mujeres.
- Y ese mismo día ocurre un suceso en una localidad llamada Emaús.
Estos 2 discípulos iban teniendo una conversación triste, tensa, dolorosa. Posiblemente ya sabían lo de las mujeres, lo de Pedro, y lo de las dudas de la resurrección corporal de Jesús.
Básicamente el texto nos presenta a 2 discípulos de Jesús, decepcionados de Jesús.
No habían entendido lo que pasó. Aun con rumores de resurrección y recordando las promesas de Jesús, todavía dudaban. Pero no estaban decepcionados solo porque no había resucitado; estaban decepcionados porque este Jesús, este Mesías, no era lo que ellos esperaban. Su idea, su expectativa, no era la correcta.
Ellos experimentaron algo que tú y yo podemos experimentar, o que tal vez estés experimentando hoy. Ellos enfrentaron la decepción ante el dolor de la vida y la creencia de que Dios no hizo o no está haciendo nada. Los judíos eran oprimidos por Roma, esclavizados, maltratados, marginados, y esperaban que el Mesías apareciera y, con fuerza militar, derrotara al Imperio Romano, se sentara en el trono y gritara: “¡Aquí llegó el verdadero Rey de reyes y Señor de señores!”, y que entonces sus vidas cambiarían para siempre. Serían libres, felices.
Pero Jesús pregunta... ¿Qué pasó? Ellos responden: “Dicen que Jesús era un profeta, dicen que lo crucificaron...”. Toda la información era correcta; sabían cronológicamente todo lo que pasó con Jesús, pero ellos incluían un “pero”. Y ese "pero" muestra su decepción con Jesús: “Pero nosotros teníamos la esperanza de que Él iba a liberar a Israel". ¡Ellos esperaban otra cosa de Jesús!
Pareciera que la respuesta de los discípulos es obvia, es simple. Pero en realidad, no es tan simple como parece. Esto es algo que cualquier judío de aquella época hubiera respondido. Estos discípulos habían visto a Jesús multiplicar los alimentos, sanar enfermos, liberar al gadareno, caminar sobre el agua, pero ahora lo vieron morir como cualquier otra persona. No es tan simple esta respuesta cuando vemos que lo dicen desde un momento particular en sus vidas. Estos discípulos venían de un velorio, de un entierro. Estaban completamente confundidos. Esta respuesta de los discípulos también puede ser nuestra respuesta... tu respuesta.
Los discípulos estaban confundidos, turbados; no entendían lo que estaban viviendo. ¿Te pasó alguna vez eso? Porque cuando las cosas suceden, dentro de nosotros se libra una batalla entre creer y no creer. Porque quiero seguir creyendo, pero necesito respuestas. Necesito entender por qué estoy viviendo esta situación de la que no puedo salir.
Jesús, si tú eres quien dices ser, ¿por qué me suceden estas cosas?
Tal vez no esperas que Jesús cambie la circunstancia política de tu país… Pero, ¿tu situación económica? -... “Sí, yo sé que Jesús murió en la cruz… pero yo quería ser prosperado.” -... “Yo esperaba que cambiara a mi esposo… por quien oro hace 35 años". -... “Quería que cambiara mi salud… Yo pensaba que me iba a sanar". -... “Yo pensaba que iba a sanar a ese familiar enfermo". -... “Que iba a liberar a mi hijo de las adicciones".-... “Esperaba el puesto laboral...”. -... “Esperaba esa familia soñada...”.
La misma respuesta de los discípulos la seguimos repitiendo hoy: "Yo tenía la esperanza de que Dios hiciera lo que yo esperaba, pero no lo hizo."
En nuestro dolor, Él viene a caminar con nosotros. En medio de nuestras preguntas, de nuestro desconcierto, Él se acerca a caminar con nosotros, tal como se acercó a caminar con esos discípulos. Él no nos deja, no nos abandona, pero no logro verlo porque esperaba que Él hiciera otra cosa. Y al no verlo, nos preguntamos... ¿Dónde está Dios? ¿Dónde está ese Dios que pensé que haría aquello que yo necesitaba?
¿Es válida la pregunta? Sí, es válida. Pero cuando pensamos que Jesús solo viene a cambiar cosas externas de la vida, a arreglar nuestros problemas, es en ese momento cuando necesitamos volver a mirar qué dice el evangelio sobre las situaciones que nos suceden en la vida.
Es válida la pregunta, pero en el fondo, una de las razones por las cuales preguntamos dónde está Dios no es porque queremos encontrarlo y conocerlo más, sino porque en realidad estamos buscando al dios que pensamos que iba a hacer eso que necesitábamos y que nos puede ser útil. La gente entra y sale de las congregaciones, pero muy pocos son los que realmente terminan conociendo a Jesús. Preguntar “¿Dónde está el Dios que pensé que estaría en este momento?” es buscar un ayudador para el momento y nada más. ¿Estamos preguntando para saber dónde está Él y conocerlo más, o solo para resolver nuestros problemas?
Si buscamos a Dios con nuestras condiciones, nunca lo vamos a conocer realmente. Es decir, si estamos preguntando: “¿Dónde está ese Dios en quien yo tenía la esperanza de que me ayudaría, de que me daría una vida mejor, una mejor casa, más dinero, felicidad, sanidad, liberación?” ..... Nunca vamos a poder conocerlo realmente.
Si venimos a Él teniendo solo eso en nuestra mente, nunca vamos a conocerlo realmente… Él no será real para nosotros.
Cuando vamos a Jesús, no deberíamos decir: “Yo tenía la esperanza de que tú me des o me soluciones las cosas". Lo correcto sería decir: "Quiero entender quién eres en mi vida, en este momento, Señor, que es cuando más te necesito… Quiero saber lo real que puedes ser para mí… ahora es cuando más te necesito conocer, me han sucedido cosas que jamás imaginé, y siento que no voy a salir adelante nunca… Ahora es cuando creo que más te necesito conocer…".
Escrituras
Acerca de este Plan
Cuando nuestras expectativas de Dios se desmoronan, Él no nos abandona. En Lucas 24:1-35, vemos a Jesús acercándose a dos discípulos en su dolor y confusión. Este plan devocional te guiará a reconocer Su presencia transformadora en medio de tus propias luchas. Descubre cómo Jesús no solo camina contigo, sino que también redime tu sufrimiento, encendiendo en ti una fe renovada y profunda.
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Nos gustaría agradecer a Pastor Jonatan López por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/jonatanlopez._/