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El mejor regalo que le puedes dar a tu esposo

por Tara Davis

Han habido años de vacío en mi vida. Años en los que busqué desesperadamente la aprobación de los demás, sólo necesitaba saber si era lo suficientemente buena. Qué cosa más extraña es recurrir a otras personas destrozadas para llenar las grietas de nuestra propia vida. ¿Quién es lo suficientemente completo para llenarnos de la manera que necesitamos y lo suficientemente bueno para amarnos de la manera que deseamos? Ningún ser humano podría ayudarme a descubrir quién era y ayudarme a encontrar la paz con quién no era. Y antes de levantar los ojos hacia mi Salvador, estaba sola, con una sonrisa en el rostro mientras apenas me aferraba a los pedazos de mi corazón fracturado.

Dentro de cada una de nosotras hay un recipiente vacío que anhelamos llenar de valor. Buscamos recibir este valor de muchos lugares. En busca de nuestra identidad, recurrimos a las relaciones, los logros o la creencia en nosotras mismas. Sin embargo, a menudo, como esposas, entregamos este recipiente vacío a nuestros maridos y les pedimos que lo llenen con nuestro valor.

En este punto, queremos ser tan buenas como el desempeño de nuestro esposo. Cuando tiene un mal día, nos estremecemos. Cuando él lucha, nuestro valor se desploma. Cuando no logra vernos a través de los ojos de Cristo, nuestra identidad queda destruida. Pero ¿qué pasaría si te dijera que este nunca fue el plan de Dios para ti? Si has colocado el recipiente de tu valor en cualquier lugar que no sea de forma segura con tu amoroso Salvador, lo has puesto en las manos equivocadas.

Cuando encuentras tu identidad en cualquier lugar que no sea el Señor, te quedas vacía, superficial, siempre buscando más de lo que te falta. Cuando intentas obtener tu valor en tu esposo, te vuelves egoísta, siempre necesitas algo de él, preocupada por tus anhelos y por cómo él no los está satisfaciendo adecuadamente. ¡No eres capaz de amar como Jesús ni caminar en la gloriosa libertad que ofrece Su amor!

Cuando por fin pude verme a través de los ojos de mi Salvador, pude escuchar su verdad acerca de quién soy como su hija y pude permitirle satisfacer mis necesidades de acuerdo con sus gloriosas riquezas (Filipenses 4:19). En lugar de permitir que otro ser humano imperfecto determinara mi valor, descansé en el amor incondicional e interminable de mi Creador, un amor más allá de todo lo imaginable (Efesios 3:17-21). Y su amor me sana, llenando todas las fisuras profundas de mi corazón con su ternura y gracia.

Hermana, cuando finalmente entregas tu vasija vacía a Cristo y le permites llenarte de una manera que sólo el Dios del universo puede hacerlo, obtienes la libertad de amar a tu esposo de la manera que el Señor quiso (1 Juan 4:19). Sólo entonces podrás hacer brillar la luz de Jesús en cada circunstancia y ser la amiga, amante y ayudante que el Señor te ha hecho ser. ¡Podrás amar a tu esposo allí donde esté, con luchas y todo, y orar por él de una manera poderosa!

De hecho, el mejor regalo que puedes darle a tu esposo es orar para que conozca el amor poderoso y transformador del Señor. En Efesios 3:14-19, Pablo nos dice que la capacidad de conocer el profundo amor de nuestro Salvador sólo se encuentra a través del poder del Espíritu Santo. Debemos orar para que nuestros esposos utilicen el poder del Espíritu Santo para conocer la gran altura, profundidad y amplitud del amor de Dios por ellos. Debemos orar que Dios llene el vacío dentro de nuestros maridos con el amor sanador de su corazón.

Hermana, cuando eres capaz de caminar el camino fiel de entrega total al Señor dentro de tu matrimonio, ¡te espera un gozo profundo y duradero!(Colosenses 3:12-15). Cuando ya no estás envuelta en tu valor y tus necesidades, sino completamente ocupada por el amor de Cristo y el acto de derramar ese amor sobre tu esposo, ¡Dios puede comenzar a sanar y refinar tu matrimonio a través de Su amor! Y ese es un amor que lo cambiará todo, amiga mía. Créeme.