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Orando en medio de la aflicción

¿Qué tan difícil puede ser orar en medio de una aflicción, en medio de la prueba, cuando la tristeza te consume, cuando el enojo toma control sobre ti, sobre tus palabras y pensamientos? Llega a ser algo realmente complicado; incluso orar no viene a ser una de las primeras cosas que hacemos. Esto le pasó a Jacob, el que engañó a su Padre, haciéndose pasar por su hermano Esaú y tomar para sí su primogenitura. Esaú juró matar a su hermano, lo que hizo que Jacob huya hacia la casa de su tío Labán, en Harán, en Mesopotamia. Pasaron 20 años de estos acontecimientos hasta que Jacob decide ir al encuentrode su hermano para reconciliarse.

En Génesis 32, Jacob envía a un siervo delante de él para hallar gracia ante los ojos de su hermano Esaú. En el versículo 6 los mensajeros enviados regresaron a Jacob con noticias diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con Esaú.

Esto provoca que Jacob pensara lo más obvio para él: “Mi hermano viene para destruirme”. Si nos ponemos en esta situación es normal sentir miedo, temor, afligirnos, tal vez tristeza y enojo; “Voy a morir, este es mi fin”, pero si seguimos aprendiendo de la historia, Jacob en medio de esa aflicción habla con Dios.

Génesis 32:9: Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien.

Orar en medio de la adversidad es difícil, habrá momentos en los que no tendrás ganas de hacerlo, puedes estar resentido, con ira, tristeza, pero saber que es lo correcto, es lo que nos llevará a poner nuestra mirada en Dios y en lo que puede hacer Él ante tu situación.

Reflexión.

Orar es una de las armas más poderosas para apagar nuestras dudas o temores, la respuesta de Dios vendrá a ti más pronto de lo que te imaginas o tal vez Dios desea entregarte, una paz sobrenatural que necesitas en tu corazón para cruzar en medio de la prueba.

¿Qué es lo primero que harás cuando la aflicción llegue a ti?

¿Nuestra mirada estará en el problema o en lo que Dios puede hacer?

Debo recordarte que, cuando las situaciones se salen de nuestro control, jamás se salen del control de Dios.

Oración.

Padre gracias porque tu Palabra es clara y siempre tienes cuidado de mí, me enseñas que cuando pierdo el control de mi situación, sé qué de tus manos jamás se salieron de control.

A ti será a quien yo acuda, porque sé que en ti encuentro un pronto auxilio, no importa la dificultad. Y, así no tenga ganas de orar, a ti iré, ya que tú nunca abandonas a tus hijos. Amén.