Explorando nuestra identidad en CristoMuestra

Heredera de una gran fortuna

En los días anteriores, vimos que Dios nos rescató de la esclavitud del pecado y nos adoptó haciéndonos parte de Su familia. No conforme con eso, nos ha otorgado una gran herencia: El reino de los cielos. Esta herencia no consiste en riquezas terrenales, ni nos otorga fama ni popularidad. Ser heredera de este reino tiene muchas más implicaciones. La principal es vivir por siempre al lado de nuestro Señor y Salvador. A su lado, gozaremos de una gran paz y seguridad. Nos olvidaremos para siempre del maltrato, las burlas, la inestabilidad económica, las plagas y enfermedades. Viviremos alabando a Dios por siempre.

Recuerda, este regalo nos fue dado desde antes de nacer a aquellos que nos predestinó. Y lo mejor de todo es que no debemos esperar hasta que muramos para gozar del reino de Dios, pues Dios ya reina en nuestros corazones para que podamos ser un destello de Su gloria en este mundo de tinieblas.

¿Qué sientes al saber que fuiste predestinada como heredera del reino de Dios? ¿Qué puedes hacer hoy para que otros conozcan esta gran noticia de salvación?