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Un estilo de vida razonable

En nuestra vida diaria, las cosas cambian rápidamente. La vida es acelerada. La gente compra y vende en segundos. Hay una inmensa presión por sobresalir, por poseer aquellas cosas que significan placer y comodidad, así como encontramos un flujo constante de información. No podemos estar seguros de lo que nos depara el futuro ni de cómo afrontar estos cambios.

La ansiedad surge de este miedo a lo desconocido. Pocas cosas están bajo nuestro control, y esto nos genera ansiedad. Pero la ansiedad es una condición humana natural y Jesús nos ofrece una manera de superarla.

Jesucristo, siendo Dios, se hizo humano y eligió acercarse a nosotros. A través de su muerte en la cruz él reconcilió a la humanidad con Dios, permitiéndonos estar cerca de él una vez más. Como el Señor está tan cerca de nosotros, podemos encontrar motivos para regocijarnos. Así que no hay necesidad de preocuparse.

El apóstol Pablo escribió Filipenses 4:4–6 instando a dos amadas mujeres a ser de un mismo sentir, a cesar sus disputas y a unirse en armonía. A menudo, las disputas surgen del miedo. Anhelamos el control y exigimos resultados específicos. Si alguien se opone a nuestros deseos, lo confrontamos.

Sin embargo, cuando damos un paso atrás y vemos el panorama más amplio, nos damos cuenta de que el Señor tiene el control de todas las cosas. Si él se preocupa por cada aspecto de la naturaleza, sin duda cuidará de nosotros, su creación más valiosa. Por lo tanto, podemos encontrar gozo y paz al poner nuestra confianza en su soberanía.

También podemos presentar nuestras peticiones ante Dios y confiarlas a su cuidado. Dios es accesible. Es una maravillosa realidad que el Señor está cerca, supervisando nuestras circunstancias y nuestro corazón. Por eso, en medio de su sufrimiento, Job pidió una audiencia con Dios. Moisés entró al templo. Jesús buscó la soledad para la oración.

Abrazar esta perspectiva de contentamiento y confianza en Dios conduce a un estilo de vida razonable. No nos volvemos exigentes ni peleamos innecesariamente. Podemos esforzarnos sin dejar de lado los resultados. Al poner nuestros temores a los pies de Dios, podemos estar seguros de que nuestras necesidades serán bien cubiertas. Podemos vivir en paz, sabiendo que el Señor está cerca.

Señor, ayúdame a entrar en un estilo de vida razonable, donde tenga la seguridad de que mi vida está en tus poderosas manos. Dame el poder para dejar de lado todas las peleas y discusiones. Ayúdame a confiar en que los resultados provienen directamente de tu corazón.