¿Por qué vino Jesús?Muestra

Vino a servir a los indefensos

Marcos, testigo ocular de la vida de Jesús, recoge la sorprendente afirmación de Jesús de que Él era el Hijo del Hombre que no había venido a que se le sirviera, sino a servir, y a dar Su vida como rescate de muchos.

La afirmación de Jesús es chocante, sobre todo si se tiene en cuenta que era (y es) Dios en la carne. Dos de los discípulos de Jesús, Santiago y Juan, acababan de pedirle que les diera puestos de poder y autoridad en Su reino. En respuesta, Jesús señaló que, mientras que los gobernantes terrenales suelen esperar que se les aplauda y atienda, Él tenía una agenda diferente. Jesús vino a servir a los indefensos. Considera los siguientes aspectos de esta asombrosa verdad:

1. Jesús vino a sufrir. ¿Has conocido alguna vez a alguien que viniera al mundo para sufrir? Sin embargo, Jesús habló a Sus discípulos en múltiples ocasiones de Su sufrimiento y muerte inminentes.

2. Jesús vino a salvar. El sufrimiento de Jesús tenía un propósito. Vino a dar Su vida como “rescate”, que es un pago realizado para liberar a alguien de la esclavitud. Jesús nos libera de nuestra esclavitud al pecado y a la muerte.

3. Jesús vino a ser nuestro sustituto. El sufrimiento de Jesús nos salva porque sufrió en nuestro lugar. Eso es lo que significa ser un sustituto. Cuando Marcos nos dice que Cristo murió “por muchos”, esa palabra “por” conlleva la idea de “en lugar de” o “en reemplazo de”. Jesús murió en lugar de, o en reemplazo de, pecadores como nosotros.

4. Jesús vino a mostrarnos cómo vivir. Jesús mostró a Sus discípulos cómo vivir en el servicio sacrificado a los demás. No debemos vivir como gobernantes mundanos, sino como siervos. Mientras que Jesús sufrió para proporcionar la salvación, Sus seguidores sufren para dar testimonio de esa salvación.

5. Jesús vino para servirnos. Sin duda, el sacrificio de Jesús nos obliga a servirle a Él y a los demás, pero nuestro servicio no significa que Jesús esté necesitado. Nosotros sí. Jesús vino a servirnos y ayudarnos porque somos pecadores y débiles.

El porqué de la llegada de Jesús es totalmente sorprendente: no vino como un potentado cuyos caprichos personales debían recibir la atención de humildes siervos. Vino para ser el siervo humilde.