Siete claves para el bienestar emocionalMuestra

Deje de lamentarse de los fracasos del pasado

La voluntad de Dios para la vida del creyente es que vivamos en victoria. Sin embargo, a veces podemos encontrarnos cayendo una y otra vez en los mismos pecados. Como resultado, nuestras vidas están marcadas por promesas rotas de poner fin a las transgresiones. Le decimos al Señor que anhelamos hacer lo correcto, pero a menudo nuestro deseo se desvanece cuando la virtud ya no es conveniente, placentera o provechosa. Muchas veces, los creyentes se enojan con Dios por negarles la victoria, pero el pecado es siempre elección nuestra, no del Señor.

Cuando de verdad nos arrepentimos de nuestros pecados, pedimos perdón al Señor y confiamos en el Cristo vivo para que nos dé poder, creamos una fuerza poderosa contra Satanás y la tentación. Triunfamos sobre nuestros fracasos cuando recordamos que Jesucristo es la fuente de nuestra vida, y Dios nos asegura que la victoria será nuestra cuando nos apoyemos en Él.

Parte de recibir el perdón de Dios y vivir en victoria es también el perdonarse a uno mismo. Una vez que Dios le ha perdonado, usted no tiene que culparse por sus pecados, fracasos o debilidades del pasado. Es una nueva creación en Cristo Jesús (2 Corintios 5.17). Cada vez que piensa en sus fracasos del pasado, está cerrando su corazón y su mente a las bendiciones que Dios tiene reservadas para usted. En vez de eso, piense en las muchas maneras en las que Dios le ha ayudado y bendecido a lo largo de su vida. Cada vez que se encuentre pensando en sus fracasos pasados, recuérdese a sí mismo que Dios le ha hecho libre del pecado. Luego, dirija su mente hacia las cosas positivas que Él ha hecho por usted, en usted y a través de usted. Comience a alabarlo por su bondad, sin pensar más en el pecado que le tenía atado.