Bautismo en El Espíritu SantoMuestra

El efecto del bautismo del Espíritu Santo

Cuando fue el día del Pentecostés se derramó el Espíritu Santo, no todos estaban de pie escuchando obedientemente. En Hechos 4:1-21 podemos leer cómo los sacerdotes se maravillaban al oír hablar a Pedro y a los demás. Querían que los discípulos guardaran silencio sobre el Nombre de Jesús, pero se negaron rotundamente. ¡Qué audacia! Y aunque quisieran guardar silencio, “ya ​​no podrían estar quietos”. ¡No podían dejar de hablar del nombre de Jesús!

Cuando recibes el Espíritu sobre ti, te vuelves muy audaz y libre.

¡Porque donde está el Espíritu del Señor, hay libertad! (2 Corintios 3:17-18).

Entonces no tendrás miedo al rechazo, la persecución o la calumnia. ¡Estás ardiendo por Jesús! ¡Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino un Espíritu de valentía y poder! (Romanos 8:15).

El bautismo en el Espíritu Santo nos da valentía. ¡Te prende en fuego! Te atreves a hablar abiertamente del Salvador, ya no te importa lo que nadie piense, diga o haga.

Lo único que quieres predicar al mundo entero es: “Jesús es real y nos ama, es el mismo ayer, hoy y siempre, ¡aleluya!”.

El objetivo del Espíritu Santo es hacerte dar testimonio. El “poder” del Espíritu Santo “sobre” ti establece muchas características que, entre otras cosas, te ayudan a dar testimonio:

• Hablar en lenguas (Hechos 2:4).

• Confianza para testificar (Hechos 1:8).

• Don para profetizar (Hechos 2:17-18).

• Autoridad para proclamar sanidad en Su Nombre (Marcos 16:17-18).

• Autoridad para bautizar en Su Nombre (Mateo 28:19)

• Autoridad para expulsar demonios en Su Nombre (Mateo 10:8).

• Autoridad para resucitar a los muertos en Su Nombre (Mateo 10:8).

Como puedes ver, la mayor parte está destinada a servir a los demás. Eso es algo más que el Espíritu Santo “en” ti, que es para tu vida personal y la edificación de tu vida de fe. Esas son dos cosas diferentes.

¡El bautismo en el Espíritu Santo te hace Su testigo! En Jerusalén, en toda Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra. ¡En tu calle, en tu trabajo, en el barrio, en la ciudad y en todo el mundo!

¡Y no sólo seremos sus testigos, no, a donde quiera que vayamos impondremos manos sobre los enfermos y serán sanados!

Pero eso es para otra lección.

¡Qué maravilloso es que podamos salir por el Rey Jesús moviéndonos en el poder del Espíritu Santo!

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Este plan bíblico está basado en un fragmento del libro Viviendo en Plenitud que es totalmente sin costo, solo pagas el envió.