Señor, Quiero Producir FrutoMuestra
«El pecado expone la condición del corazón»
Al principio, Carmen Gente soñó con un matrimonio prometedor con Pedro Ley, pero con el tiempo se dio cuenta que no podía cumplir con las expectativas que él había sembrado en ella. Tiempo después, su entusiasmo se convirtió en miseria, en ira y en rebelión. Lo que Carmen Gente pensó que sería una relación amorosa, se convirtió en una tortura constante.
Todo el que se ha formado dentro de un ambiente legalista padece de tres males: miseria, ira y rebelión. Mucha gente se ha ido de la iglesia enojada con el Señor. Hoy están en el mundo porque no pudieron soportar la continua acusación y condenación que la ley marcaba sobre ellos, al sentirse señalados por sus faltas y errores. No hubo misericordia, no hubo suficiente gracia, porque la ley no tiene la intención de hacer feliz a nadie, sino enseñarnos la necesidad que tenemos de algo más grande que nosotros mismos.
No ha notado que cuando está haciendo una dieta, ¿lo que se le prohíbe comer es lo que su estómago desea? Usted está enfocado en su dieta, no come pan ni dulce. Quiere bajar el sobrepeso que le molesta y, mientras lee una revista encuentra la fotografía de un delicioso pastel de chocolate. Pero usted había prometido que no volvería a comer dulces. En ese momento empieza a sudar, a temblar, a decir: «Dios mío, el demonio ha venido para tentarme». La ley está haciendo su trabajo. Lo que usted impuso como ley, es lo mismo que lo está condenando y lo saca de lo que verdaderamente siempre estuvo en el corazón. Por eso es que el pecado es más que la violación a la ley. El pecado es la exposición de la condición del corazón. Por eso Dios juzga el motivo y no el pecado.
Cuando el hijo pródigo regresó a la casa, ante la mirada de la ley era más pecador el hijo que se había quedado en la casa que el que se había ido. Porque nosotros juzgamos como pecado fumar, beber, salir con mujeres, etc. Esos son pecados de la carne, pero, envidia, celo, amargura, chisme y crítica, son pecados del alma, que no se pueden ver a simple vista. Por eso, el ojo de Dios siempre está juzgando los motivos del corazón, no solo los pecados de la carne, porque ya fueron crucificados, pero es su responsabilidad llevar las intenciones del corazón continuamente a la cruz, para que pueda disfrutar de la salvación que Cristo le ha otorgado.
Escrituras
Acerca de este Plan
Muchos hijos de Dios se sienten miserables en su vida, porque no entienden cómo llevar una vida que glorifique a Dios y que lo haga sentirse satisfecho consigo mismo. Hay muchas cosas que pueden llevarte a sentirte infeliz, pero estoy seguro que este devocional, donde analizaremos la vida de dos personas hipotéticas, te ayudará a encontrar la respuesta, a la luz de la Palabra. ¡Bienvenido!
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Nos gustaría agradecer a Tommy Moya en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.transformadosencristo.com y www.elcentronetwork.com