ReyesMuestra

REY DE REYES

Jesús es el Rey de Reyes y Señor de Señores, y su vida nos enseña innumerables principios. Siguiendo la misma línea de la obediencia, La vida de Jesús es el máximo ejemplo de obediencia a Dios. Jesús demostró una entrega total a la voluntad del Padre.

En Juan 5:30 (RVR 1960), Jesús declara: "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre." Esta declaración resalta su compromiso de vivir en obediencia completa a Dios, incluso en sus decisiones y enseñanzas diarias.

Uno de los momentos más profundos de obediencia de Jesús se encuentra en el Jardín de Getsemaní. En Mateo 26:39 (RVR 1960), Jesús ora: "Padre mío, si es posible, pasa de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú." A pesar de su agonía ante el sufrimiento que estaba por enfrentar, Jesús se sometió a la voluntad de Dios, mostrando su disposición a obedecer incluso en los momentos más difíciles.

Pero, ¿de dónde viene esta obediencia?

La obediencia bíblica es una obediencia por amor y no por obligación. Uno de los frutos del amor, es la obediencia. La palabra de Dios nos lo revela claramente en Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos” y en 1 de Juan 5:3 “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”. El amor nos hace tener un corazón que buscar corresponder, agradar y servir a los demás. Cuando buscamos agradar a alguien en amor, lo hacemos con alegría y voluntad propia. Obedecer se vuelve fácil cuando lo hacemos por amor.

Creo firmemente que la obediencia de Jesús fue por amor tanto hacia Dios Padre como a nosotros.

Jesús, siendo Dios, dejó su trono en el cielo y se hizo hombre para salvarnos, mostrándonos asíque su obediencia fue por amor.

Filipenses 2:5-8 (RVR 1960):

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".

Reflexión

La obediencia de Jesús nos desafía a seguir su ejemplo: obedecer a Dios por amor a él y por amor a los demás. Nos enseña que la verdadera obediencia no es solo cumplir con reglas, sino rendir nuestro corazón y nuestra voluntad a Dios, confiando en su plan perfecto para nuestras vidas.

Al reflexionar en la obediencia de Jesús, consideremos cómo podemos imitar su actitud de entrega total y amoroso servicio hacia Dios y hacia los demás. Que su ejemplo nos inspire a vivir cada día en obediencia, honrando a Dios en todas nuestras decisiones y acciones.